INÉDITO

Don Juan Carlos y su decisión de no separarse de la Reina Sofía: las razones clave para entenderlo

Hoy más que nunca prevalecen los acuerdos entre el exmonarca y la Emérita, y hasta ahora, ambos han cumplido.
domingo, 10 de octubre de 2021 · 08:38

La Reina Letizia en alguna ocasión le habría dicho a su entonces novio, el Rey Felipe, cuando era Príncipe de Asturias "yo jamás seré tan sufridora como tu madre", y así retrató la historia por muchos años a la Reina Sofía debido a las andanzas amorosas del Rey Juan Carlos, pero, por otra parte, la Emérita es el miembro de la familia real que goza de la mayor apreciación por parte del pueblo español.

Aunque son muchas las virtudes que adornan a la exmonarca, para el portal "Mujer Hoy", hay algunos aspectos clave que permiten entender por qué, sin importar lo que ocurrió con el Emérito y todos los escándalos que han sacudido a la Corona desde entonces, ella permanece completamente impoluta e inalterable frente a los ojos de las grandes audiencias.

Pese a las dificultades y deshonras, la Reina Sofía se mantuvo siempre junto al Rey Juan Carlos.

Siempre se ha reconocido en la Reina Sofía el sentido del deber que permanece inalterable incluso en los peores momentos, ya sea a nivel institucional, personal o familiar. No importa lo que suceda, su sencillez, calidez y gestos de agradecimiento hacia los públicos, siempre son bien recibidos.

Incluso, en la intimidad de Zarzuela, algunos trabajadores, que en distintas épocas formaron parte de los grupos de trabajo de la Reina Sofía, confirman casi al unísono que siempre irradió la misma energía que cuando se encuentra frente al público: es muy apacible y, por muy cansada que esté, siempre saluda, sonríe y se acerca a las personas, nunca se enoja ni se impacienta. Puede parecer casi imposible, pero esa es la gran diferencia entre nacer para gobernar y trabajar al frente de la Corona. Sin ofender.

De los nietos siempre la Reina Sofía fue la abuela favorita.  Leonor y Sofía viven apartadas de sus atenciones y cariños por razones que nunca se esclarecieron del todo.

Porque, a pesar de la larga lista de infidelidades por parte del Rey Juan Carlos, fue precisamente la Reina Sofía la garantía de estabilidad e inamovilidad que la Corona requirió frente a los escándalos. Siempre se mantuvo firme en su papel como Consorte y sobre todo discreta: nunca aireó sus sentimientos de pesar o de enojo, sino que por el contrario apostó por permanecer junto al Rey Juan Carlos para sostenerlo en los momentos más difíciles cómo efectivamente sucedió, por ejemplo, en los hechos del 23-F.

Si una experiencia de vida le enseñó a la Reina Sofía el verdadero valor de su papel fue la experiencia vivida por sus padres, los reyes Pablo y Federica de Grecia, y su hermano Constantino, quien al poco tiempo de asumir el trono helénico, debió refugiarse en el extranjero. Para ella, su divisa fue no intervenir en la gestión de su esposo y permanecer firme a su lado cuando hizo falta. Invaluable fue su compañía durante las exequias del padre del Rey Juan Carlos, Don Juan de Borbón. Sería su caso la única ocasión en la que se vio a la exsoberana llorar y brindó al destrozado Emérito un gesto único de cariño que se recuerda hasta hoy.

Una Reina muy "natural": la Reina Sofía tiene una agenda personal de actividades en las que el futuro del planeta juega un gran rol.

También hay otros elementos más familiares y personales que la adornan. Se sabe que es una gran melómana y que estudió a nivel superior arqueología y puericultura, ejerció como enfermera infantil y estudió humanidades en la Universidad Autónoma ejerciendo su cargo junto al Rey Juan Carlos. El amor de la Reina Sofía por los niños se reflejó siempre en sus nietos y, por supuesto, es la única Reina que, aún con su rancio abolengo e historicidad que corre por sus venas, recoge residuos en las playas, bautiza cachorros de osos panda y a través de su fundación brinda ayudas alimentarias en casos de urgencia como a los afectados de La Palma.

Sin duda, la Reina Sofía es digna de admirar y todas estas muestras tangibles de compromiso sostenido han hecho de ella un elemento perdurable en la mente y el corazón del colectivo. ¿Quién podría dudar de ello?

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