VERGÜENZA

El único error que la Reina Letizia no se perdona y por el que aún se le condena

Si pudiera retroceder el tiempo, la Monarca habría actuado distinto.
domingo, 10 de octubre de 2021 · 03:45

La bautizada "Crisis de las reinas" de 2018 y protagonizada por la Reina Letizia y la Reina Sofía, subyacía en los archivos de la historia negra de Zarzuela como un episodio que, a conveniencia de todas las partes, debía mantenerse en la más pura opacidad y así se mantuvo hasta que volvió a resurgir con la llegada del libro "Mon Roi Dechú", de la autora franco- venezolana Laurence Debray.

¿Por qué sale nuevamente a la superficie este penoso enfrentamiento que casi pudo costarle el matrimonio a la Reina Letizia? Esto sin contar con el escarmiento público y sus esfuerzos por compensar con trabajo arduo y sostenido durante los tres años sucesivos, el groso error de incordiar con la Reina Sofía, la figura más incuestionable y admirada, a quien los españoles rinden homenaje y ovaciones por dónde quiera que va. Sin duda, un error que jamás volverá a repetirse.

La Reina Letizia aún sufre los estragos del penoso incidente de Palma de Mallorca.

Desde la visión de medios como "Mujer hoy", no existen razones para traer esa historia al presente, aunque la escritora ofrece desde su percepción -y con la posible aprobación del Rey Emérito-, una aproximación que podría explicar el por qué de la actitud de la Reina Letizia contra su suegra.

"Fue una reunión amistosa que acabó en una pelea. La Reina Letizia se opone a la Reina Emérita Sofía, la abuela preferida de los españoles, emblema irreprochable de la realeza, que intenta posar en dos ocasiones con sus dos nietas ante los fotógrafos. Humillar públicamente a la irreprochable Reina Sofía será siempre imputable", sentencia Debray.

La escritora franco-venezolana Laurence Debray contrapone a la Reina Letizia contra la Reina Sofía en su nuevo libro.

Nada nuevo bajo el sol, pero que permitió a la francesa establecer duras comparaciones entre las dos monarcas, que ensalza a una de ellas, digna, perfecta, incapaz de ninguna acción condenable, nacida para gobernar, nieta, hija de reyes, esposa de un Rey y madre de otro, contra la otra; que también ejerce como Consorte, pero plebeya, con un ineludible pasado y formada en el trabajo continuo, entre ensayo y error.

Además, el escandaloso incidente parece no tener un cierre definitivo, hasta en tanto no haya una versión definitiva y aclaratoria que explique qué fue aquello tan grave, como para que la Reina Letizia perdiera los papeles a tal nivel de quedar expuesta en público y en semejante posición desventajosa.

Las reinas Letizia y Sofía han podido pasar página desde aquel desencuentro que marcó un antes y un después en su relación.

La versión más extendida refiere al instinto protector de la Reina Letizia al preferir siempre no exponer a sus hijas de forma innecesaria, mismo impulso al que obedece la Reina Sofía al correr junto a las infantas Elena y Cristina, en medio de situaciones turbulentas, aunque esto sea contraproducente para la Corona. ¿Inadecuado aquel rifirrafe en plena salida de la catedral de Palma de Mallorca? ¿Absolutamente sí, condenable? Viéndolo en frío, es posible que no.

Traer este incidente lamentable a la actualidad parece ni siquiera tener un mínimo sentido práctico para la estrategia mediática en lo narrativo, pues ambas consortes han demostrado ser capaces de sobrellevar sus diferencias, si es que existen para estas fechas y, además, han probado que, aunque las separa la procedencia, las une su rol como madres. Pese a quien le pese, este punto es incuestionable y aunque el capítulo de Palma de Mallorca resurja, el efecto poco a poco se desvanece, así como sus pugnas, tan comunes en el pasado.

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