FUE UN DESPEGUE

El brillante proyecto con el que Concha Márquez Piquer se despegó de la sombra de su madre

La célebre artista demostró que sus habilidades eran mucho más amplias que las de la mujer que la trajo al mundo.
miércoles, 27 de octubre de 2021 · 02:00

El fallecimiento de Concha Márquez Piquer ocurrido el pasado 18 de octubre nos ha recordado la gran cantidad de artistas estupendos a los que este país ha visto crecer y a los que le dio cobijo, tal como sucedió en su caso. Ella venía de una madre con talento para el escenario, la enorme Concha Piquer, y, si quería dedicarse a lo mismo que ella, entonces debía definir si quería hacerlo con sello propio o limitándose a ser “la hija de”. Con el paso del tiempo vemos que optó por la primera opción y lo hizo combinando una serie de habilidades que la hacían tan encantadora como irresistible: cantaba, se desempeñaba como pocas en el escenario y tenía un sentido del humor que invitaba a escucharla todo el día.

Pero Concha Márquez Piquer tenía tantas intenciones de trascender que también se animó a lanzarse a la literatura. Si bien entre sus obras se destacan la biografía de su madre y la suya propia, existe un material que no solo fue muy exitoso, sino que nos permitió conocerla desde un punto de vista que nadie había tenido en cuenta antes: la cocina. La multifacética artista dio su puntapié inicial en las letras con “Sabores. Las recetas de mi vida” en el año 2002, un libro en el que relataba las experiencias personales más jugosas y atrapantes y las combinaba con algunas de sus clásicas comidas.

Concha Márquez Piquer en una fotografía de archivo.

El trabajo de la cantante fue algo similar a lo que hace poco ha hecho Tamara Falcó con las recetas de su abuela materna, es decir, un libro de recetas que no pretende ser solo eso, sino quizás que el autor se plante ante sus lectores de un modo poco usual para despertar más interés. Algunos de los platillos que más se destacan en la obra son la paella valenciana con caracoles que aprendió de su madre, el pato laqueado, los tacos mexicanos o la barbacoa con salsa chimichurri que acarreaba desde sus orígenes argentinos. También las migas manchegas que le recordaban a Sara Montiel o el salmón sueco a lo Kent Ericsson.

En “Sabores. Las recetas de mi vida”, Concha Márquez Piquer relató por primera vez sus viajes por el mundo cuando acompañaba a su madre en las giras y también su vinculación con Eva Perón, una gran amiga de la familia y quien hasta llegó a salvarle la vida. La nacida en Argentina estaba en España por primera vez y contrajo tifus, pero justo cuando ya le habían dado la extremaunción, Evita consiguió (mediante sus contactos en los Estados Unidos) que la niña tomara la medicina que necesitaba para salvarse.

Concha Márquez Piquer en su juventud.

El libro está repleto de historias coloridas que sirven para terminar de conocer a Concha Márquez Piquer y su estilo distintivo. Si no hubiese sido por su inventiva y por su carácter, es probable que a esta hora solamente estuviésemos lamentando la partida de “la hija de” Concha Piquer, pero no, la sentimos a ella. Con el libro nos permitió descubrir un lado suyo completamente incógnito, como que adoraba la comida china y todo lo que fuera muy especiado y que prefería guardar los “sabores amargos” de la vida en la mente, no en el paladar.

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