El mejor "observa y aprende" que Letizia debe tomar de la Reina Sofía para gobernar mejor a futuro

Por muchos años, la Reina Sofía fue siempre sinónimo de elegancia, con un estilo más bien sobrio, al punto de modificar prendas de las mejores pasarelas del mundo para adaptarlas y transformarlas en diseños dignos de una reina.

Durante sus últimas apariciones, la Reina Sofía ha deslumbrado con estilismos estampados y provistos de mucho color y presencia. Este mes de octubre ha sido clave y sus prendas no escatiman en diseños que solo ella se atreve a usar, pero sin restarle la respectiva sobriedad.

Dirían algunos que es un tanto recargado, porque la Emérita, además de sus trajes sastre, también usa sus ya clásicas pulseras recargadas con ojitos turcos, además de pendientes, un buen reloj o collares con la misma temática, tan criticados y amados a la vez. Pero lo que si es cierto, es que de un tiempo hacia la actualidad, quedaron en el fondo de armario los estilos monocromáticos, de colores neutros y algún que otro color pastel que antes solía usar.

Desde espacios como "Mujer Hoy" atribuyen este cambio de concepto al momento de vestir como un posible "Efecto Letizia", producto de un dejo de inspiración ante las elecciones que la actual Reina Consorte ha mostrado en los últimos meses, para nosotros más bien esto se refiere a una "declaración de intenciones", y sí, probablemente esta nueva versión de la Reina Sofía tiene sus motivos, pero no se inspira en el estilismo de su nuera, sino que alberga para sí una grandiosa estrategia que le funciona de mil maravillas.

La Reina Sofía puede ser la reina de corazones de los españoles, pero no deja de permanecer en un discreto segundo y hasta tercer plano en lo estrictamente organizacional de cara a Zarzuela. Sin embargo, ella no deja de trabajar, incluso en proyectos propios que, si bien no tienen que ver con la planificación de Casa Real sí que le beneficia.

Por ejemplo, en actividades como los recorridos por los Bancos de Alimentos en el país, en calidad de presidenta de su fundación homónima, suele ir en colores monocromática, pero brillantes: un buen azul klein en punto de blazer, rojo granate o un bonito verde esmeralda, pero la cosa cambia cuando los actos a los que acude son de representación al trono. Marcas como Escada revisten a la madre del Rey y logra robar todas las miradas, sea cual sea el acto al que asista.

Esto, por supuesto, tiene intencionalidad. La Reina Sofía reclama su lugar como la Monarca que aún es y todos reconocemos. Al menos en estas apariciones, aún cuando camine 6 pasos detrás de la pareja real actual, Don Felipe y Doña Letizia, ella se encargará de que todos sepamos dónde está ubicada para que podamos verla.

En momentos de crisis, lo que elige al momento de vestir también es crucial. Si la Reina Letizia lucha constantemente por intentar posicionar su discurso por encima de sus estilismos, la Emérita busca el efecto contrario: que sean sus elecciones de estilo las que deslumbren a tal punto, o su sonrisa, o sus gestos de agradecimiento ante las ovaciones, que los dramas circundantes alrededor de su esposo, el Rey Juan Carlos y sus desparpajos financieros o la incesante pregunta sobre su nueva ubicación fuera de Abu Dabi.

Otra "royal" que también utilizaba esta estrategia para desviar la atención de los escándalos era la legendaria Princesa de Gales Lady Di. El muy recordado 'vestido de la venganza' por ejemplo, fue el más nítido ejemplo de cómo los estilismos, bien pensados, envían un poderoso mensaje que incluso logra callar otras voces, de forma conveniente. ¿Acaso dudamos que este puede ser el caso de la Emérita?

Es por ello que en una opinión personalisima no se trata del llamado "Efecto Letizia", sino el "Efecto Sofía", adaptado a la temática española. Ya lo decía la autora del libro "Mon Roi Dechú", Laurence Debray sobre la Reina Sofía: "Es una Reina profesional que nunca se ha equivocado, que nunca ha querido seducir a los españoles con hermosos vestidos sino solo con acciones".