NO PODÍA SER DE OTRA MANERA

Lola Flores y la larga lista de complicados amores que hicieron de su vida un torbellino

Luego de leer este artículo comprenderás que el mote de “La Faraona” no solo se lo adjudicaban por su enormidad artística.
jueves, 28 de octubre de 2021 · 02:30

Definitivamente en España contamos con varios íconos del arte que nos ensanchan el pecho cada vez que son mencionados, pero también es cierto que ninguno es de la talla de Lola Flores. Lo que sucedió con ella es que era mucho más que una artista, motivo por el cual quizás ese reportero estadounidense se animó a decir que “no bailaba ni cantaba, pero era imperdible”. Su impronta gitana estaba en absolutamente todo lo que tocaba y hacía, característica que la llevó a convertirse en un emblema del movimiento de mujeres libres y empoderadas cuando hacerlo no solo podía costarle la carrera, sino la vida.

Pero, además de ser una estupenda representante de los valores calé y de subirse a los escenarios con una fuerza que no tenía nadie más, Lola Flores también se permitía amar incluso en modos que eran completamente inapropiados para una mujer de su época, pero jamás se avergonzó de eso ni tampoco quiso ocultarlo, de hecho, todo lo contrario. En su agitada historia de vida es posible encontrar varios nombres de hombres con los que la coplera disfrutó la vida al máximo.

Lola Flores en una fotografía de archivo.

Según los archivos, la intérprete de “Limosna de amores” tuvo su primer contacto íntimo con un hombre en la primera gira en que se encontró sola, pues llegó un momento en que su madre no pudo acompañarla más. Un guitarrista de su grupo habría sido quien convenció a la artista de intimar por primera vez y, aunque no se sabe si entre ellos hubo sentimientos genuinos o pura lujuria, sí ha trascendido que Lola quedó embaraza y decidió interrumpirlo ni bien se enteró. El esplendor de su carrera no llegó enseguida y, en periodos de tiempo en los que todavía no estaba consolidada, aparentemente tuvo que acceder a vender su cuerpo para llevarle alimento a su familia, otro detalle de su existencia que ella misma ha relatado en varias oportunidades.

Esta etapa de la vida de Lola Flores que probablemente horroriza a muchos fue el escenario perfecto para que todo cambiara para siempre, pues fue entonces cuando uno de sus amantes accedió a pagarle su primer espectáculo en solitario con Manolo Caracol, su descubridor, el hombre que le hizo probar el sabor del éxito y también la pasión. La madre de Rosario y de Lolita ardía por dentro cuando veía a su mentor y hasta olvidaba que le debía lealtad a ese otro señor que había financiado su gran sueño, pero ya sabemos que ella no vivía a medias, de modo que se lanzó sin dudas a vivir una aventura con él.

Lola Flores y Manolo Caracol.

La pasión nos quemaba a los dos.

El vínculo entre Manolo Caracol y Lola Flores no era de esos que se esperaba que termine en casamiento, pues lo de ellos eran las largas noches de música y alcohol. Vivían como dos adolescentes que constantemente desafiaban sus límites, pero no todo fue miel. Hay quienes dicen que Manolo era violento con Lola y que era su hijo el niño que ella decidió abortar en una segunda oportunidad porque no quería ser madre soltera, sino proporcionarle una familia a quienes trajera al mundo.

Con el paso de los años la carrera de Lola Flores comenzó a ser internacional, lo cual derivó en que viajara por todo el mundo para transmitir sus canciones. América fue uno de sus primeros destinos y en aquellas latitudes la abuela de Elena Furiase también hizo de las suyas. En México se la vinculó con Ricardo Montalbán y en Buenos Aires con Carlos Thompson, pero cuando regresó a España decidió continuar explorando su gusto y se metió de lleno en el ambiente del futbol. Gustavo Biosca, jugador del Barcelona fue quien se colocó entre ceja y ceja de Lola, a tal punto que hizo bastantes maniobras para impedir que se casara con la mujer que luego terminó llegando al altar. También conquistó a Coque Benavente, jugador del Atlético Madrid, para darle celos, pero no lo consiguió y terminó llevándose al segundo a una gira que interrumpió la temporada deportiva de él; lo cual significó un escándalo de tales magnitudes que la cantante tuvo que pagarle al club la demanda que le habían colocado por haber abandonado sus compromisos. Pero ni siquiera con ese dinero Benavente se quedó con ella, sino que retomó su fútbol, su prestigio y el noviazgo que había dejado en pausa.

"El Pescaílla" y Lola Flores en el día de su boda.

Definitivamente, las conquistas de Lola Flores deberían inspirar a algún productor para la realización de una novela, pero lo más insólito es que todavía no hemos llegado a la verdadera historia de amor, la que tuvo a Antonio González “el Pescaílla” como protagonista. Cuando se conocieron, él ya tenía dos hijos con dos mujeres diferentes, uno de los cuales provenía de tradición gitana y eso significaba que Antonio estaba obligado a ocuparse del retoño y de su madre por toda la eternidad. Pero la atracción por Lola fue más fuerte. Tanto, que decidieron casarse a escondidas y en plena madrugada, porque sabían que, si la familia de su exmujer se enteraba, podría desatarse una verdadera batalla campal.

Lola Flores terminó conociendo al amor de su vida, aunque nada se adaptaba al estereotipo que las mujeres como ella debían seguir. Se casó embarazada, sin vestido blanco y con apuro para que el secreto no fuese descubierto; pero ese fue el inicio de una etapa de paz que ya era necesaria para que la materialización de otros proyectos pudiera concretarse. “La Faraona” no ha sido bautizada con ese mote por casualidad o simpatía, sino porque realmente fue la ama y señora de su propia vida, una que vivió a su modo y a su ritmo de principio a fin.

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