Orígenes: el último expediente turbio sobre la Reina Letizia que el Rey Felipe nunca llegó a leer

Si creíamos que vivir bajo el escrutinio de la prensa podría ser desgastante para el Rey Felipe y el resto de su familia, en su caso particular, hubo peores circunstancias en las que ciertos aspectos de su vida fueron observados y analizados a detalle, incluso por los servicios del Centro Nacional de Inteligencia español bajo la orden expresa de sus padres, los reyes eméritos Don Juan Carlos y Doña Sofía cuando lo consideraron conveniente. Así lo difundió la revista "Semana".

Esta información fue difundida por el polémico libro "Al servicio de Su Majestad", escrito por Fernando Rueda. En esta publicación se explica cómo el CNI centró su atención específicamente en la vida amorosa del Rey Felipe, en aquel momento Príncipe de Asturias, cuando sus decisiones amorosas iban en sentido diametralmente opuestos a los intereses de Casa Real.

Explica Rueda en su libro que, dada la controversia que se generaba cada vez que al Rey Felipe en su juventud se le veía llevar de su brazo a alguna jovencita, los servicios de inteligencia comenzaron a mostrar cierto interés en las andanzas amorosas del joven Príncipe, aunque luego aclaró que al menos dos de ellas fueron finalmente investigadas.

En los tempranos años 2000, el Rey Felipe había creído encontrar al amor de su vida en la modelo noruega Eva Sannum, la misma joven rubia y esbelta que causó revuelo y estupor al presentarse a la boda de los príncipes Haakon y Mette Marit de Noruega con un infartante vestido azul de escandaloso escote y espalda. ¿Por qué ella fue diferente entre todas las anteriores candidatas al corazón del Rey Felipe?

Pues habría sido ella la primera mujer de la que el Rey Felipe, después de cuatro años de relación, comenzó a hablar en Palacio con sus padres, los reyes Juan Carlos y Sofía. Al parecer, y según lo que expone el escritor, ni siquiera el atuendo que la escandinava usó en aquella boda los escandalizó tanto como el dossier entregado por parte del CNI que retrataba en detalle la vida y obra de la joven. Sea lo que sea encontraron lo suficiente para generar una batalla campal interna para separarlos, estrategia que evidentemente funcionó.

Luego, como podemos imaginar, tocó el turno a la Reina Letizia, quien por aquellos días era apenas una exitosa periodista, conductora del Telediario vespertino, y con la particularidad de una "Z" impuesta en un nombre que por lo general se escribe con "C". Esta vez fue el Rey Juan Carlos quien ordenó una investigación para desgranar el pasado de la bonita joven que esta vez llegaba casi por imposición del Rey Felipe. Con ella se casaría so pena de renunciar a sus derechos dinásticos y sus amenazas iban bastante en serio.

Fácil era determinar si estuvo casada, como en efecto sucedió, si tenía al menos una mínima traza de pelaje real o al menos noble con qué acercarla a la aristocracia de forma forzada, cosa que no hubo en absoluto. Lo complejo sería desentrañar algunos misterios familiares que hasta ahora solo la esposa del Rey Felipe conoce. En realidad, el primer informe preliminar solo fue revisado por los encargados de las pesquisas y el Rey Juan Carlos, quien sí conocería a detalle el contenido. Valga saber si de ese contenido no se origina el desprecio que el exmonarca siempre sintió por ella.

Por supuesto, la investigación no avanzó por orden estricta del Emérito cuando la pareja se comprometió. Al integrarse a la Familia Real, la nueva Princesa de Asturias no podría ser objeto de este tipo de encargos, y ni siquiera el exsoberano lo habría permitido. Sin embargo, cabe pensar que si hubo un primer informe y la investigación siguió, quizás se deseaba profundizar en algún hecho o detalle particular, pero los tiempos entre los resultados concluyentes y el anuncio del compromiso, impidieron proseguir con el caso.

Queda explícito que aquella historia sobre la interrupción voluntaria de un embarazo que la Reina Letizia se habría practicado según contó años después su primo, David Rocasolano, no salió a la superficie. Si hubiera sucedido, la pareja real que hoy conocemos jamás se habría conformado, o quizás sí pero, en su momento, ya habría sido tarde. Quien sabe, solo el CDI, el padre del Rey Felipe y su esposa saben qué ocultan aquellos informes hasta nuestros días.