El estrecho y útil vínculo entre Camilo Sesto y la banda de pandilleros más peligrosos de Madrid

Las historias de Camilo Sesto constituyen un sinfín de experiencias a las que solamente podría haber tenido acceso alguien como él. Son ampliamente conocidos sus méritos en materia artística y los reconocimientos que ha cosechado a lo largo y a lo ancho del globo, por eso es que resulta atrapante conocer aquellos datos que pertenecen a su época de menor esplendor, cuando recién comenzaba a dar sus primeros pasos en el ambiente artístico y tenía que aceptar tratos y condiciones que muchas veces no eran los ideales.

En el contexto anterior es que vale la pena traer al presente un suceso que el mismo Camilo Sesto dejó plasmado en su biografía. Él era parte del conjunto denominado “Los Dayson”, una banda integrada por otros artistas de su Alcoy natal. Con ellos una noche se presentó en un bar de reputación nada recomendable denominado “Los Boys”, sin saber que el lugar era administrado por una de las bandas de pandilleros más violentos del sur de Madrid, a quienes todos conocían como “Los ojos negros”, no solo porque ese era su aspecto, sino porque quien los enfrentara corría el riesgo de parecérseles también.

Una noche, el intérprete de “Melina” y sus colegas se acercaron hasta Pacheco, el hombre que lideraba la pandilla y que se dedicaba al boxeo de manera profesional, para pedirle que intercediera por ellos con el dueño del bar para que los dejara fijos, pues necesitaban el ingreso que les proporcionaban sus shows allí. Fue entonces que, de repente y sin imaginarlo, el cantante consiguió el padrinazgo de ese sujeto que, a simple vista, tenía pinta de todo menos de alguien dispuesto a hacer favores a desconocidos.

O les das un mes de prueba o si no, ya sabes, te rompemos la discoteca.

Al dueño de “Los boys” no le quedó más remedio que aprovechar el trato, pero no tardó demasiado en darse cuenta que Camilo Sesto y los suyos presentaban un show que le iba a traer muchas ganancias económicas. En palabras del propio artista, “Los ojos negros” realmente habían llegado a apreciar su trabajo y es por eso que aceptaron colaborar con ellos. “Gracias a su admiración por nosotros, se convirtieron en seguida en nuestros protectores”, manifestó el exmarido de Lourdes Ornellas al respecto.

Es probable que, en una primera instancia y luego de pensarlo con detenimiento, Camilo Sesto no hubiese querido que esos personajes que portaban cadenas y armas blancas fueran los primeros que confiaran en su talento, pero así se dieron las cosas. Sin lugar a dudas, la historia podría haber terminado con un final diametralmente opuesto, incluso con el padre de Camilín como un miembro más de la banda de malhechores y dejando a un lado su profesión, pero nada de eso pasó y ese patrocinio podría ser considerado como un gran escalón de su carrera.