OCULTO

El peor arrepentimiento de la Reina Letizia y el mea culpa que la persigue después de varios años

Por si acaso la Monarca tuviera alguna laguna mental al respecto, Jaime Peñafiel tiene algunas historias para recordarle.
miércoles, 10 de noviembre de 2021 · 10:00

Con el paso de los años y desde que se convirtió en la "jefa" de Casa Real, se atribuye a la Reina Letizia la reducción sistemática de la familia real a solo 5 miembros, una jugada inédita que en la historia de los últimos 40 años no se había visto y le quitó capacidad de maniobra incluso a los reyes eméritos. Pudo con todos sus enemigos internos, excepto con una: la Reina Sofía y de vez en cuando hasta el feo le hace en público, para recordarle quién es la que manda ahora.

Pero el efecto "reduccionista" no solo fue la estrategia a seguir para neutralizar a su familia política, sino también a la consanguínea. Hablamos del costado plebeyo de la Reina Letizia, los Ortíz Rocasolano.

La Reina Letizia.

"El Nacional" de Cataluña rescata la historia. Una franja negra en la dinámica familiar que posiblemente la Monarca resienta muy en sus adentros. Mantener a todos sus miembros controlados con betos de silencio y discreción como si de una logia se trataba pudo pasar factura a muy alto costo especialmente cuando hablamos de sus hermanas, Telma y la desaparecida Érika Ortíz.

Porque, si en la familia real había elementos discordantes para la impetuosa Soberana, no es que entre su familia consanguínea no fuera menos. Recordemos el caso sobre el trasnochado primo de la Reina Letizia, David Rocasolano. ¿Quién sino él pudo mostrar por medio de su libro "Adiós, Princesa" la faceta más oscura de la Reina de España? Pero, a ver, ¿qué sabemos actualmente sobre el abogado? Aquel que advirtió a la Reina sobre la "ilegalidad" de algunas de las capitulaciones matrimoniales que tuvo que firmar para unirse al Rey Felipe cuando fungía como su mayor aliado y amigo? La tierra se lo tragó, ni rastro dejó y, por lo que se puede ver, es mejor que ni aparezca.

La Reina Letizia no fue muy cercana con sus hermanas Telma y Érika Ortíz.

Para el periodista Jaime Peñafiel, este libro es una biblia referencial para recordar a las audiencias que el brillo de la Reina Letizia no es todo estilismos y glamour. Hay recovecos en su historia que resultan mucho más interesantes que verla desfilar con lindos vestidos y pronunciar discursos impecables.

Ni siquiera hoy se sabe el estatus de su relación con Telma Ortíz, su única hermana viva. ¿Habrá ido finalmente a conocer a su pequeña sobrina sin nombre? Es muy posible, ¿por qué no? pero si algo quiere el tertuliano granadino que se subraye en resaltador, es que definitivamente entre la Reina Letizia y sus hermanas no es que hubo la mejor de las relaciones.

La pérdida de Érika fue el peor choque de realidad para Reina Letizia.

Hoy, al menos Telma se sabe la cartilla al pie: "No hablarás, no aparecerás" ¡y bastante que le ha costado entenderlo!, pero al principio de la historia, cuando las hermanas de la gobernante aparecían en los medios, las llamadas en el peor tono, a gritos y de desesperadas advertencias que en más de una ocasión, incluso, sufrió la misma Érika, de quién hasta hoy se sostiene, tenía tendencia a la depresión, y toda la presión mediática que sufrió, la incomprensión del entorno y algunos problemas personales habrían sido el caldo de cultivo para que tomara la decisión que hoy le impide estar entre nosotros.

¿Y qué quedó de Telma? La opacidad, el silencio que hasta hoy se impone en la dinámica familiar, y así lo refleja Peñafiel en LOC, para dejar claro en qué página estuvieron siempre la Reina Letizia y sus hermanas: "Con Telma mantenía en público una falsa cordialidad. Pero en el fondo no se podían ni ver. A diferencia de Érika que nunca fue capaz, Telma no soportaba la actitud controladora y cruel de su hermana".

El libro más controversial y personal sobre la Reina Letizia.

Hoy quizás las aguas han bajado, podríamos argumentar si lo observamos. La desaparición de Érika fue el balde de agua fría que necesitó la Reina Letizia y el entorno familiar para entender mientras más se intenta retener el agua con las manos, igual se escapa. Hoy quizás la Reina Letizia comprendió que su familia no pidió el famoso y el reconocimiento público, no pidió a la prensa en la puerta de su casa, no pidió toda la atención que recibió. Hoy lo maneja con más tranquilidad aunque hasta nuestros días el veto de silencio se extiende hasta sus padres, Paloma Rocasolano y Jesús Ortíz. Definitivamente las aguas se calmaron, aunque el precio a pagar fue quizás el más alto de todos.

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