El único detalle con el que la Reina Isabel siempre supo ganarle la partida a la Reina Sofía

Una de las razones por las cuales el matrimonio de la Reina Isabel y Felipe de Edimburgo duró hasta el último día del fallecimiento de éste, quizás, tuvo que ver con la petición histórica que el Príncipe acató con especial obediencia cuando su esposa le pidió, "Lealtad, no fidelidad", fórmula que al parecer faltó en el caso de nuestros reyes eméritos, aunque aún sigan casados, sobre ellos siempre han pesado más las dudas que las certezas.

Precisamente, es en este particular en el que la griega y la británica se encuentran: ambas comparten historias en las que tanto el Emérito como Felipe de Edimburgo destacaron, gracias a un historial de infidelidades que trascendieron la historia y ambas gestionaron su relación y  sentimientos de acuerdo a su capacidad de tolerancia, que debía ser lo suficientemente alta como para que sus reinados no se viesen afectados por los "deslices" de sus maridos. Definitivamente, eran otras épocas en un entorno que tampoco facilitaba las cosas y así "debió ser".

En el caso puntual de la Reina Isabel, las andanzas de Felipe de Edimburgo no fueron ni pocas, ni con cualquier falda que se atravesara en medio, pues en aquel prontuario amoroso, las actrices eran su especial debilidad, de allí, aquella supuesta historia en la que le advirtió al Príncipe Harry cuando se enteró que quería casarse con Meghan Markle, que con las actrices se podía salir de vez en cuando, pero casarse no.

Hablando de actrices, algunos biógrafos como Kitty Kelley, autora del libro "Los Windsor", señala que Cobina Wright, fue el primer amor de Felipe de Edimburgo y con ella estuvo incluso durante su noviazgo con la Reina Isabel, estuvo a punto de pedirle matrimonio, pero ella no estaba por la labor, quería dedicarse a ser actriz y terminó casada con un millonario estadounidense. La ruptura le habría roto el corazón al Príncipe.

Luego figura en el historial del esposo de la Reina Isabel una de las primas de la Monarca, Sasha, Duquesa de Abercorn, quien a su vez se entendía con el tío de éste, Louis Mountbatten. El triángulo amoroso según aparece reflejado en este libro, habría sucedido con el consentimiento de todos los involucrados incluyendo a la propia Reina Isabel.

Pero de los casos más absurdos, fue el de Susan Ferguson, madre de la polémica Sarah Ferguson, exesposa del Príncipe Andrés y a quién cariñosamente conocemos como "Fergie". Susan fue una de las queridas de Felipe de Edimburgo en la década de los setentas y, por increíble que resulte creerlo, su esposo Ronald Ferguson alardeaba de aquello con sus amigos.

Luego, hubo otros nombres que llegaron incluso a los oídos de la Reina Isabel: Alexandra de Kent, Patricia Kluge, Daphne du Maurier, Pat Kirkwood e incluso se habló de Lady Penny Brabourne, la mejor amiga del Principe Felipe de Edimburgo, aunque nunca se pudo confirmar, además de que mantenía una muy buena relación con la Soberana y ella fue una de las 30 invitadas escogidas para asistir a las exequias del duque cuando éste falleció el pasado mes de abril.

Aún así y por increíble que parezca, el matrimonio sobrevivió hasta este año cuando a la Reina Isabel le tocó despedirse de su esposo. Falló en su fidelidad, pero su lealtad fue inquebrantable, siempre la protegió, la asesoró con invaluables consejos y alegraba sus días con su humor negro y comentarios bárbaros que muchas veces terminaron siendo escándalos de prensa.