Camilo Sesto y una de sus últimas declaraciones antes de partir que marcó distancia con su público

Cuando hablamos de Camilo Sesto, hablamos de un icono que fue capaz de romper todas las barreras que se le presentaron. 40 años de trayectoria son los que avalan su buen nombre y en todas esas temporadas es posible encontrar decenas de elementos para comprender por qué algunos talentosos logran mantenerse en la cresta de la ola y otros pasan sin pena ni gloria. Se animó a ser el pionero en España con los musicales y la temática que escogió para hacerlo fue la más controversial que podía existir: “Jesucristo Súperstar”, una obra que desafiaba las leyes tradicionales del catolicismo en una época en la que hacerlo era pecado absoluto.

Mucho del éxito de Camilo Sesto estuvo dado por su esfuerzo constante en ser el mejor y ese es un objetivo que perseguía no desde el ego, sino porque realmente quería que su música sea digna de sus fanáticos, algo que sus admiradores le reconocían constantemente. No obstante, en una entrevista que brindó en el contexto de su última gira de conciertos, la que programó para despedirse de la música, expresó una frase que dejó perplejos a todos pero que era cierta: los amantes de su música no lo conocían, pues en ese caso, lo hubiesen amado todavía más.

No me conocen, sino me querrían más.

El oriundo de Alcoy sentía que el público lo conocía a la perfección como artista, pero desconocían por completo su lado humano. Desde su mirada, cualquiera que tuviera sentimientos “podía entrar en la familia camilera”, pero eso no significaba que estuvieran en condiciones de igualdad. No obstante, se reconocía como un gran afortunado de la vida, alguien “con el privilegio” de ser parte de la existencia de los otros mediante la música, la profesión que el eligió porque era su pasión.

“Yo soy una persona llana, del pueblo y para el pueblo”, manifestaba Camilo Sesto luego y con esas palabras dejó en claro que la distancia con las masas que lo seguían no era más que una cuestión circunstancial, porque su esencia era humilde. Si en ese momento o ahora los fanáticos hubiesen sido consultados al respecto, es muy probable que ninguno coincidiera con el ídolo, pues es lógico que todos sientan que sí lo conocen de punta a punta, como si se tratase de una estrategia para adormecer la realidad, esa que indica que entre la estrella y quienes lo han colocado allí hay millones de kilómetros de distancia.

Camilo Sesto fue un hombre de gustos sencillos, alguien que no perdió la cabeza con los brillos de la fama y, en la misma medida, siempre fue claro con sus ideas. Es evidente que no quiso ofender a nadie al asegurar que no lo conocían en su faceta más íntima, pero lo dijo, asumiendo el riesgo de que muchos podía sentirse afectados. ¿Sería posible que se lo quisiera todavía más? Analizando el nivel de fanatismo de algunos, eso parece prácticamente irrealizable y hasta peligroso, pero el padre de Camilo Blanes lo veía cierto.