INÉDITO

Charlène de Mónaco, Amalia de Holanda y otras royals muestran el verdadero precio de ser princesa

No es oro todo lo que brilla, y ninguna de estas mujeres pensó que el peso de la corona les dejaría secuelas de por vida.
miércoles, 8 de diciembre de 2021 · 14:17

Cuando se habla en términos de la vida palaciega de los royals de las distintas casas reinantes que imperan en Europa, solemos creer que llevan una vida muy privilegiada y envidiable entre mucho brillo, vaporosos vestidos y paseos en carruajes. Sin embargo, casos como el de Charlène de Mónaco hoy sorprenden ante la opinión pública, aunque la verdad es que no es la primera vez que nos topamos con historias en las que verdaderamente cabe cuestionarse si todo es tan resplandeciente como se aparenta.

Entre las décadas de los 80 y 90, el mundo se sacudió ante la historia de Lady Di, entre cuadros depresivos, un cruel desengaño amoroso, varios intentos de terminar con su propia vida y trastornos alimenticios. Hubiéramos pensado que su caso, tan conmovedor como inquietante, sirvió para que otras monarquías pusieran sus barbas en remojo, pero lo cierto es que, en la actualidad, aún son realidades marcadas y la salud mental es un tema que ha traspasado los impenetrables muros de cada palacio.

Charlène de Mónaco y el Principe Alberto.

Hoy sabemos que Charlène de Mónaco, por ejemplo, se encuentra recluida en una clínica de reposo para el cuidado mental y físico, pero, desde hace más de un año, era la Duquesa de Sussex, Meghan Markle, quien expuso en una polémica entrevista de la que hasta hoy se habla sus crisis depresivas en las que sintió que no podría seguir viviendo, condición que puso en alerta a su esposo el Príncipe Harry y, aunado a otros temas internos, decidieron dar un portazo a su vida como miembros senior de la realeza británica y abrirse camino en Estados Unidos.

Sí lo vemos, hasta el momento, nos hemos referido a dos Princesas y una Duquesa de orígenes noble y plebeyo de quienes podríamos argumentar que debieron hacerse en el oficio y no nacieron para ello, pero, incluso, aquellas quienes nacieron dentro de estos rígidos sistemas también han presentado cuadros inquietantes en su salud mental y hasta física. Son dos casos particulares, los de Victoria de Suecia y la Princesa Amalia de los Países Bajos, quien este mismo martes 7 de diciembre celebró su mayoría de edad con un acto solemne en el que oficialmente se integró a la gestión de gobierno como la heredera oficial del Rey Guillermo.

Victoria de Suecia.

En el caso de Victoria de Suecia, su llegada a los 40 años vino con una dolorosa confesión. En su adolescencia padeció de trastornos alimenticios, producto de la presión autoimpuesta frente a su deber real como heredera y, aunque ahora se percibe mucho mejor, aún lucha contra las secuelas psicológicas. Por su parte, verdadera preocupación causó la joven Princesa Amalia, de quien se dice que podría caer en un cuadro similar al de Charlène de Mónaco si no tratan convenientemente los cuadros de ansiedad que admite y ha manifestado.

Durante las entrevistas que concedió a la periodista Claudia de Breij para concretar la publicación de su primer libro homónimo, "Amalia", admitió que desde muy joven acude al psicólogo cuando "las situaciones la sobrepasan", aún cuando desde los 14 años aceptó su destino como heredera del trono neerlandés. Una vez que va a terapia, está "lista para otro mes". ¿Otro mes? Suena como si debiera "reconfigurarse" con cierta frecuencia.

Princesa Amalia de los Países Bajos.

¿Qué distingue a una de otra? Ningún aspecto por lo visto. No importa sí son de origen noble, plebeyo o nacieron en cuna de oro, en todos los casos su humanidad se manifiesta y es por ello que el mundo, en ciertos y determinados casos, cataloga a estas mujeres como princesas "mudas", "tristes" o "enfermas". Muchos critican que no suelen sonreír en apariciones oficiales y ante la prensa, pero lo cierto es que se desconoce qué hay detrás de todo aquello.

Sin embargo, el tema de la salud mental ha trascendido los últimos años como un tema de verdadera preocupación entre las familias reales y cada vez son más los casos que se exteriorizan en comparación con generaciones pasadas en las que, por ejemplo, la familia Windsor de Inglaterra solía terminar con estos problemas recluyendo a sus familiares "defectuosos" en psiquiátricos mentales. Los tiempos cambian y con ello la inclusión de nuevos temas de discusión.

Ayer fueron mujeres como Lady Di, hoy contamos a Charlène de Mónaco, Amalia de Holanda y hasta Meghan Markle. De lo que se pueda avanzar en el presente, abrirá las puertas para el futuro y más vale que así suceda, si realmente se desea la inamovilidad y permanencia de las casas reales que sobreviven en la actualidad.

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