Las historias sin edulcorar de Freddie Mercury, esas que no aparecen en “Bohemian Rhapsody”

Todas las biopics suelen generar controversia y mucho más aún si se trata de materiales que intenten recopilar la vida de artistas del tamaño de Freddie Mercury. Está sucediendo en la actualidad con Luis Miguel de manera que el ícono del rock que sumó incluso más adeptos luego de su muerte no podía ser la excepción. Se ha cuestionado que “Bohemian Rhapsody” mostrara solamente los perfiles más glamorosos y admirables del vocalista dejando afuera sus lados más oscuros, esos que en definitiva lo hacían humano.

La realidad es que el fallecimiento trae aparejado un fenómeno que no suele darse en otras situaciones y tiene que ver con la remisión de todos los males de quien ya se ha ido. Como si por arte de magia a partir del momento de la muerte se convirtiera en una condición irrevocable olvidar las sombras y reivindicar sucesos que quizás en vida hubiesen sido muy condenables. Eso le pasó a Freddie Mercury y para tomar dimensión del asunto basta solamente citar a Lady Di y a la experiencia que compartieron.

La historia del londinense con la Princesa Diana es quizás la más legendaria de todas y, probablemente, ha sido omitida en la película para evitar polémica con la Realeza considerando lo que significa Lady Di. Cuentan allegados a ambos que una noche Freddie tenía planes de salir con amigos y ella se les unió. Los jóvenes intentaron persuadirla de lo malo que podría ser para ella ser reconocida pero no desistió y se les sumó con bastante camuflaje. Afortunadamente, nadie se percató de que era ella quien acompañaba al artista y así pasaron una velada que seguro atesoraron hasta el final de sus días.

Además de con Diana, Freddie Mercury estuvo vinculado también a otra celebridad de su tamaño, nada más y nada menos que Michael Jackson, con quien estuvo a punto de trabajar en conjunto si no hubiese sido por sus diferencias de estilo. Aparentemente, ya tenían algunos sencillos finalizados y cuando se dispusieron a comenzar las grabaciones, Michael arribó al estudio con una llama, algo que Mercury no pudo soportar. Luego las quejas se le vinieron en contra pues, según parece, al intérprete de “Billie Jean” no le caía en gracia que su casi compañero de trabajo consumiera estupefacientes del modo en el que lo hacía e incluso durante los encuentros laborales.

Freddie Mercury jamás se esforzó en ser un personaje al que se lo distinguiera por su conducta en sociedad, nunca buscó ser un ejemplo para nadie y, en ese sentido, más de una vez afirmó que lo único que estaba haciendo era “vivir su vida”. Considerando esa perspectiva, puede que a él tampoco le agradaran demasiado las sensaciones de enormidad y grandeza que deja la película que lo homenajea. “No quiero pasar a la historia preocupado por, 'Dios mío, espero que se den cuenta de que, después de mi muerte, he creado algo o era algo´. Solo me he estado divirtiendo”, manifestó en algún momento y esa es la imagen que, al menos aquí, más nos gusta conservar de él.