Conmovedor

La confesión más personal de Joaquín Sabina tras su "ictus" en 2001

El cantautor confirmó que esta compañía se ha vuelto toda una “dependencia”.
sábado, 12 de junio de 2021 · 10:46

Joaquín Sabina vivió fuertes momentos, que pusieron en riesgo tanto su carrera como también su vida. Los españoles y fanáticos de todo el mundo sufrieron en aquel verano de 2001, cuando requirió ayuda neurológica tras sufrir un infarto cerebral. Pero más allá de los cuidados médicos, una persona fue clave para la vida del cantautor: su querida Jimena Coronado, con quien se casó recién el año pasado tras media vida juntos.

En una entrevista histórica con Juan José Millás, el aclamado poeta confiesa que sin su esposa “no sería un resucitado”, incluso sufre mucho por las peleas con ella. Lo más curioso de estas revelaciones es que este filósofo del amor muestra su lado más emotivo, no descarta ser un “dependiente” de su pareja cuando se presentan los desafíos y momentos más difíciles.

Sin la Jime yo no sería un resucitado.

El valenciano autor de "El desorden de tu nombre", creó el ambiente oportuno para llegar al corazón de la pareja que en 2018 estaba planeando su boda a escondidas. Supo interpretar que para lograr esta unión, tenía que remontarse hacia agosto de 2001, una jornada casi trágica para el oriundo de Úbeda. Como dice el entrevistador, fueron momentos donde Joaquín Sabina no podía reconocer sus propias piernas por el estado de inconciencia del inicio de su enfermedad.

El cantautor asintió cuando el escritor mencionó que “falleció un Sabina” y a su vez resucitó otro. Además de dejar a un lado sus adicciones, el artista supo apreciar a Jimena Coronado como un pilar en este mal momento. Se conocieron en el año 1994 y como toda pareja, tuvieron sus idas y venidas. Pero sellaron su preciado amor en medio de la recuperación del autor de “19 días y 500 noches”, al punto de transformarse en algo parecido a la “dependencia” afectiva en cada concierto.

Jimena Coronado conoció al poeta tras el fallecimiento de Julio Ramón Ribeyro.

Cuando nos peleamos, algo que sucede, no puedo dar un concierto sin ella

Joaquín Sabina admite que sin el respeto de su amada Jimena no encuentra energías para interpretar sus éxitos. Son grandes compañeros, incluso en aquellas noches en las que el cantautor no lograba conciliar el sueño, la presencia de ella lo solucionaba. Como en “Rosa de Lima” lo menciona, si ella “lo abandona por dos años”, le cuesta mucho olvidarla en su casa. El hogar justamente es un motor fundamental de esta relación, pues para las salidas nunca se pusieron de acuerdo por los gustos tradicionales y “demasiado españoles” del poeta.

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