Anécdotas

La comida favorita de Camilo Sesto que no encontró en ningún otro lugar del mundo: "Es vital"

El cantante fracasó con sus "investigaciones telefónicas".
domingo, 13 de junio de 2021 · 14:12

Camilo Sesto siempre será recordado por sus grandes éxitos musicales, que resonarán para siempre no solo en España, sino que también en América, en donde ha pasado gran parte de su vida haciendo shows y giras

En 1984, Camilo Sesto publicó "Camilo", sus memorias, en donde narra diferentes episodios de su vida, como cunado habló de una enseñanza de su madre, Joaquina Cortés: "La patria de uno es la comida", por lo que debe viajar siempre con algún alimento familiar.

Esta frase resonó tanto en la cabeza de Camilo Sesto que se volvió en una prioridad cada vez que se iba de su España natal, algo que sucedía muy a menudo, por lo que siempre debía estar con una agenda telefónica para conseguir la comida española que tanto le gusta y que, si bien se puede conseguir en Los Ángeles, no es para nada fácil.

Al ver que sus "investigaciones telefónicas" sobre restaurantes españoles fue "un total fracaso"Camilo Sesto confesó que él mismo cocinaba sobre la marcha y recuerda con nostalgia que el aroma de sus guisos deben haber quedado en diferentes hoteles del mundo

El cantante madrileño confiesa en sus memorias que una vez llevaba con su equipo quince días en Los Ángeles, por lo que extrañaban la comida cocida. Buscaron algún lugar, aunque sin éxito, por lo que se les hizo una costumbre cenar cocido.

El cocido se convirtió en una cuestión de vital importancia para todo el grupo, como si implicara un regreso automático a nuestra casa.  

Para Camilo Sesto y su grupo esto era asunto serio, por lo que decidieron hacer una lista de ingredientes que se repartieron entre cada uno y debían conseguirlos como sea. A las dos horas se encontraban para reunir todos los alimentos, entre los que se encontraban: garbanzos, chorizo, morcilla, fideos, tocino, repollo, huesos de caña, gallina y jamón.

Esto se le hizo más fácil al encontrar diferentes barrios en Los Ángeles en donde viven grandes masas de hispanohablantes, de origen latino más que nada, pero que venden de todo tipo de alimentos, por lo que Camilo Sesto no tuvo inconveniente en preparar su cena.

Pedí en el hotel un infiernillo y dos cacerolas y me puse a cocinar.

Camilo Sesto recuerda que tardó tres horas en terminar la comida y, durante ese tiempo, apareció un trabajador del hotel que le pidió que dejara de cocinar, ya que varios de los huéspedes se habían quejado por el olor impregnador que, según él, no tienen los alimentos norteamericanos, por lo que "los olores de un cocido verdadero debía de resultar espantoso" para los estadounidenses. 

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