La técnica de Joan Manuel Serrat para conquistar mujeres a pesar de no ser "alto ni guapo"

Los grandes conciertos son todo un espacio de descubrimiento y despiertan el lado menos conocido de los artistas. El gusto por la música no detiene a ningún cantante de su objetivo de estar en la cima, pero puede que al principio de algunas carreras se mezcle un deseo más personal. Joan Manuel Serrat tenía un futuro planeado antes de presentarse en Radio Barcelona y confesó que no lo pudo reparar.

El cantautor catalán trató de aprovechar su llegada a la música para “destacar ante las mujeres”. Admite que no tenía un atributo especial para cautivar a las mujeres cuando era un joven de 20 años. Lo cierto es que, además de su amada Candela, se han conocido otros romances que involucraron al poeta. Desde Guillermina Motta, Mónica Randall hasta Mercedes Domènech, fueron víctimas del gran objetivo de los inicios del cantante: seducir con la impronta de sus letras.

Yo era un tipo retaco, no destacaba, no era ni alto ni guapo, era un seco.

En una entrevista que precisa “La Tercera”, el barcelonés recuerda aquellos pensamientos que lo ilusionaban para ingresar en el medio artístico. Joan Manuel Serrat confiesa que amaba la música, pero que cuando advirtió que podía acercarse a las mujeres representó un “gran estímulo”. Comenzó sus primeros trabajos con el álbum “Una guitarra”, en una época donde sugería su cercanía a la poesía y luego con “Serrat/4”. En este disco están “Penélope” y otros hits que muestran su cualidad romántica, aunque desde “el sufrimiento”.

“Libertad Digital” precisa que el cantante estaba atormentado por un amor que nunca quiso revelar mientras componía este trabajo. Desde su lado tampoco existió mesura para romper o confundir corazones, al escribir una canción especialmente para una tal “Lucía” que estaba a punto de casarse. Sabía utilizar muy bien el poder de enamorar con sus letras, desde amores platónicos y otros más alcanzables, como el que pudo haber tenido con Lolita Flores. Era un romántico que le gustaba tener aventuras; prueba de ello es su historia con Susan Holmsquit y otra modelo catalana llamada Mercedes Domènech, con quien tuvo un hijo.

Un uso excesivo de su fama pudo haber llevado a Joan Manuel Serrat a una paternidad no tan planificada, sin embargo, su hijo “Queco” siempre tuvo a su padre presente para lo que necesitara. Le dio una alegría que antes no había experimentado en su fuerte historia de vida: ser abuelo de dos jóvenes de entre 19 y 23 años que lo aprecian. Muchos años después de sus inicios, el autor de “Mediterráneo” tiene el corazón más ordenado para deleitar con su música a los fanáticos y su esposa, Candela Tiffón. Su entorno confirma que han llegado a intercambiar roles en su casa, entre cocina y limpieza, pues estar juntos es lo único que les gusta.

Tienen una relación muy sólida y ninguno de ellos puede contemplar la vida sin el otro.