LA RAZÓN ES ENTENDIBLE

Lucía Bosé y Sofía Loren: una amistad que pasó del encanto a la envidia en un solo salto

Las actrices fueron íntimas y contemporáneas, pero la cotidianeidad sacó lo peor de una de ellas.
domingo, 25 de julio de 2021 · 05:30

Lucía Bosé fue un ícono, no solo en lo que respecta a belleza, estilo y distinción; sino a la materialización de un sueño de trascendencia que ya existía en la década de 1950, algo como lo que hoy conocemos como “el sueño americano”. Sofía Loren era consciente de ese magnetismo y es por eso que se declaraba fanática suya, tal como debe haber sucedido con infinidad de otras jovencitas. “Durante mucho tiempo fue un modelo para mí. Llevaba el pelo corto para parecerme a ella”, confesó Sofía para su libro autobiográfico y luego los giros de la vida y de la fama las llevaron a convertirse en amigas.

Pero, los logros conseguidos a nivel profesional no eran todo lo que Sofía Loren admiraba de Lucía Bosé y, de hecho, no fue ese el desencadenante de un mar de lágrimas que no pudo contener en una velada en la que coincidieron, sino otro mucho más profundo y sentimental: la familia ejemplar que había logrado construir junto al torero Luis Miguel Dominguín.

Luis Miguel Dominguín, Lucía Bosé y Sofía Loren.

Corría el verano del año 1956 y Lucia Bosé decidía organizar una fiesta para celebrar el bautismo de su primer hijo, Miguel Bosé. Sofia Loren fue una de las invitadas de lujo y fue ese el escenario que terminó sacando a la luz las partes más débiles y oscuras de su personalidad. Y es que, por aquel entonces, luchaba contra viento y marea para que la sociedad aceptara su romance con el director de cine Carlo Ponti, pero una enorme diferencia de edad discrepaba con las formas pacatas de la época. Ese evento, en el que se reivindicaba la unión familiar, el romanticismo y la prosperidad mediante un hijo, hizo que “la más amada del cine” experimentara una especie de envidia que no pudo ocultar.

El suceso antes relatado fue revelado por el periodista Jaime Airas en un artículo publicado en La Vanguardia, evidentemente, aquello había ocurrido cuando Lucía Bosé y el diestro todavía no habían comenzado a dar señales de que su matrimonio fracasaría como tantísimos otros. Y es que si Sofía Loren hubiese sido capaz de darse cuenta de que no todo lo que resplandecía eran diamantes, entonces no se hubiese sentido derrotada. Tan alejado estaba aquel vínculo de lo ideal, que la propia Lucía lo describió luego como “una cárcel de oro”.

Lucía Bosé y Sofía Loren.

Sofía Loren ha asegurado en varias oportunidades que Ponti fue el gran y único amor de su vida y muchos le creemos, pues, de lo contrario no hubiese insistido tanto para lograr vivir su romance en paz. Carlo Ponti no solo era mucho mayor que ella, sino que además estaba casado, de modo que la burocracia también les jugó en contra. Finalmente, pudieron disfrutarse mutuamente, llegaron a tener dos hijos, pero lo más llamativo de todo es que la nacida en Roma (aunque le resultase muy complicado) no tuvo que abandonar su carrera para mantener a flote su matrimonio, algo a lo que sí tuvo que enfrentarse la madre del cantante. En algún momento de sus vidas, la envidia ¿habrá sido en ambas direcciones? No hay forma de saber la respuesta, pero al menos ahora conocemos el que probablemente haya sido el mayor anhelo de “la maggiorata”.

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