Histórico

Hubo una sola persona que apostó por Ana Belén después de un gran fracaso artístico

La esposa de Víctor Manuel recordó las enseñanzas recibidas.
jueves, 29 de julio de 2021 · 07:25

Algunas leyendas se construyen desde éxitos que muestran lo prodigiosos que son los artistas, y otros lo hacen desde los cimientos que quedan de proyectos fallidos. Ana Belén pudo ser una joven llena de talento que se quedaba en el olvido, pero tuvo un padrino artístico que la encontró a tiempo. Esta persona fue uno de los grandes referentes del teatro español, pues quedó en la historia por su majestuoso retiro con “La dama duende”.

Miguel Narros fue la persona que confió en la esposa de Víctor Manuel, creyendo “intelectualmente” en el potencial artístico que ella podía tener en el medio cinematográfico. Ella venía de un fracaso con “Zampo y yo”, una película para el olvido que hoy cuenta orgullosa como un acierto por las vueltas que el destino le tenía preparado. Solo pudo retomar en 1971, seis años después, una carrera que ansiaba tener brillando en la pantalla grande. En la actualidad, está precisamente inmersa en “La piedad”, al lado de Eduardo Casanova, quien no dudó en convocarla por ser “perfecta” para cualquiera de los guiones que escribió en su carrera.

Tuve la suerte de que “Zampo y yo” no tuvo tanto éxito, pero me hubieran hecho daño también como lo hicieron con todos los demás.

Ana Belén.

Ana Belén mira con cierto alivio los años 60, marcados por un cine que hoy no le agrada ni a ella ni tampoco a gran parte del público español. Está feliz de no haber sido parte de los niños y adolescentes de 15 años, como tenía ella, en aquella camada de actores que conmovía con dramas infantiles. “Mujer hoy” precisa que su mal desempeño en la primera película llevó a que los productores cancelaran todos los proyectos que tenían en curso para ella. Solo una persona la salvó de todo ello: Miguel Narros. El madrileño que falleció hace ocho años fue la persona más optimista con su futuro. Uno de sus grandes lemas era que no podíamos vivir con tabúes o arrastrados por el fracaso, porque la vida “ya era aburrida” como para hacerlo.

Según “El País”, el aclamado dramaturgo se hizo su propio nombre en el Real Conservatorio de la capital española, sumando una rica experiencia en Francia que lo llevaría a acercarse a grandes artistas de la época. Con “Don Juan Tenorio” circuló el rumor de su gran labor actoral, hasta que otros “maestros” de la época se enteraron de su gran habilidad creativa como dibujante. Una de las primeras en recibir su consejo fue “La sonrisa del PCE”, a quien le tomó un gran cariño al punto de llamarla “mi niña”. Ella también tiene un gran sentimiento de gratitud hacia él, al considerarlo un “segundo padre”. Fue el responsable de no evitar un retiro, apresurado para su talento, y de protegerla contra los malos augurios.

Miguel Narros.

Si Miguel no hubiera aparecido en mi vida, yo habría seguido haciendo un cine de mamarracho y probablemente hubiera tenido que retirarme

Tal como precisa “Mujer hoy”, Ana Belén lo recuerda como una persona que utilizó “guantes de seda” para llevarla por un camino artístico de mucho aprendizaje. Sin embargo, los que mejor conocen a la esposa de Víctor Manuel insisten en que su optimismo viene desde muy niña. Tenía un estilo propio para pararse frente a audiciones, con mucha valentía ante la escasez de una formación profesional como otras personas del medio. Uno de los nortes de la brújula de su vida era la familia, con la que creció humildemente y se dispuso a ayudar. “Podíamos darle una vida mejor”, reflexionaba ante “EFE” la artista. Seguir a pesar de su primer fracaso fue fundamental, debido a que tenía que cumplir el sueño de darles una casa nueva; y lo hizo.

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