IMPLACABLE

Esa incómoda ocasión en la que la Reina Isabel se atrevió a cachetear a un familiar en público

Si algo no puede permitir la Soberana es ser desobedecida y menos por miembros de su propio clan.
domingo, 12 de septiembre de 2021 · 12:43

No sé necesitan "topos" infiltrados en Palacio, ni mucho menos altas traiciones en el seno de la familia real británica para conocer qué sucede puertas adentro, con las historias del cantante Elton John en su último libro "Me", nos basta y nos sobra como para tener una visión muy renovada y cercana de los Royals británicos, en especial la Reina Isabel.

Porque si la apreciamos bien, la longeva Monarca puede ser a simple vista apacible y moderada, pero también resulta tener mucha gracia para las historias y, en una faceta casi desconocida, tener un temple de hierro, en dosis justas y cuando se requiere.

La Reina Isabel no ha dudado en mostrar su lado menos amable si es necesario hacerlo.

El icónico cantante es de los pocos artistas británicos -muy pocos en relalidad-, que pueden darse el gusto de afirmar que tiene una estrecha relación con la Reina Isabel y su familia y de allí que tenga una apreciación bastante nutrida en experiencias para contar.

Yo sé que la imagen pública de la reina no es exactamente la de frivolidad desenfrenada pero en privado la Reina puede ser graciosísima.

El sobrino agraviado, David Linley, siempre sintió un cariño muy especial por la Reina Isabel y no le guarda rencor por el ajuste de tuercas que recibió de su parte.

Pero también hay un lado de la Reina Isabel que en ocasiones deja ver lo peor de su temperamento y así lo relató el artista entre sus memorias: en una ocasión en que perdió los estribos, abofeteó a uno de sus sobrinos. Se trata de David Linley, a quien ella le pidió que se quedara en casa para atender a su hermana, Lady Sarah Armstrong-Jones, pues presentaba un caso de salud delicado. El joven, en ese momento, tenía planes de asistir a una fiesta e intentó eludir este pedido de la Reina, la respuesta de la Soberana fue más que contundente.

La reina lo abofeteó ligeramente en la cara, cruzándole el rostro con cada palabra que decía. ¡‘No (bofetada) - discutas - (bofetada) - conmigo (bofetada) - porque (bofetada) yo - (bofetada) soy - (bofetada) - la reina (bofetada)’ Podemos imaginar lo que ocurrió después: Linley siguió las instrucciones de la reina.

El afamado cantante ha tenido gran acceso a la familia real, pero su verdadera lealtad siempre estuvo con Lady Di, quien fue su mejor amiga.

Lo crucial de esta historia es que el afamado artista estuvo presente en aquel impasse familiar. John revela que, cuando la Monarca terminó la tanda de correctivos, le dio la espalda a su avergonzado sobrino, se percató de la presencia del invitado, a lo que respondió con un sutil guiño de ojo y una sonrisa cómplice a la que él no pudo resistirse, pues le resultó muy encantadora, pese a la impresión que le provocó el momento.

Al parecer, las cachetadas funcionaron y el joven aristócrata no tuvo reparos en obedecer la orden de su monárquica tía después de sentir en el rostro las contundentes pausas discursivas. La Reina Isabel puede ser muy afectuosa con sus relativos en la privacidad del entorno familiar, pero demuestra que no le temblará el pulso para hacer valer sus deseos. Gusten o no, se deben cumplir a cabalidad y el joven David fue prueba de ello.

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