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Muere Lina, la artista insignia de la moda flamenca, y el sector se siente “huérfano”

La diseñadora se encargó de materializar la idea de que el vestuario sí es importante y que nada tiene que ver con lo banal.
miércoles, 15 de septiembre de 2021 · 05:00

Marcelina Fernández, más conocida como Lina, ha partido a los 88 años y el mundo de la moda la llora, pues con su fallecimiento, deja un interrogante que nadie sabe responder: ¿Cómo continuará evolucionando la moda flamenca? Es posible que, quienes estemos fuera del ambiente, veamos con mirada incrédula que esos trajes “tradicionales” en realidad no lo son tanto, sino que se renuevan en cada temporada, pero sin perder la esencia que los caracteriza. Ese era el trabajo de Lina, quien, con su firma, inmortalizó un estilo que tiene significados mucho más profundos que lo meramente físico y estético.

Marcelina Fernández en uno de sus desfiles.

Ahora que ya no está entre nosotros, Lina comienza a ser percibida como un mito y ese es el elemento que nos permite apaciguar la nostalgia, pues entonces confiamos en que la artista no se ha ido del todo. Alguien que sabe muy bien eso es Isabel Pantoja, quien a su melancolía habitual ahora le suma una nueva y no es para menos, pues la homenajeada de este artículo es quien diseñó su vestido de bodas y también el vestido con el que volvió a subirse a los escenarios luego del alejamiento de su profesión por la muerte de Paquirri.

Isabel Pantoja vestida por Lina.

La sevillana sabía que, si quería triunfar, entonces debía vestir a las mujeres más destacadas de su época y tenía con qué hacerlo, pues sus creaciones iban mucho más allá de los trajes pensados para los tablaos; eran dignos de pasarela y de ser usados por las mejores modelos de la escena. Con esa premisa como fundamento, tomó el color blanco como símbolo de su impronta, no solo para trajes de novia, sino para todas las ocasiones en que lo veía conveniente. Así fue que llegó a vestir a Grace Kelly en abril del año 1966, cuando visitó la feria de Sevilla en compañía de la Duquesa de Alba, quien también frecuentaba muy seguido el atelier de Marcelina.

Grace Kelly vistiendo el vestido de Lina.

La carrera en ascenso de Lina no paró y, luego de la actriz de cine, su trabajo llegó a ser encargado nada más y nada menos que por la Casa Real. La Reina Sofía, quien entonces era Princesa, le pidió un vestido que hoy constituye una de sus creaciones más representativas: blanco de base y con lunares rojos, el conjunto también incluía un mantón y una flor carmesí en el cabello. Si su intención era no pasar desapercibida, por supuesto, lo logró con creces. Rocío Jurado, Marifé de Triana y Juana Reina fueron otras de las artistas que, además de Isabel Pantoja, confiaron en el trabajo de la diseñadora para que les hiciera sus batas de cola, y el repertorio de copleras de fama internacional sigue hasta el cansancio.

Lina junto a sus hijas Milagros y Rocío.

Marcelina tuvo tiempo de ser madre y, afortunadamente, dos de sus hijas son quienes se encargarán de la firma “Lina” a partir de ahora. Milagros y Rocío han aprendido todo lo necesario de su madre y nadie duda de que seguirán con el legado con el mismo criterio que la matriarca, pero eso no quita que todo el ambiente perciba una especie de acefalía angustiante, pues era la sevillana la que supo dirigir el rumbo hacia un espacio de la moda que antes no existía y que hoy se presenta como una necesidad. La marca cuenta con 61 años de anécdotas que no se terminarán con la muerte de la mentora, pero sí que hará falta tiempo para acostumbrarse a esa idea.

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