IMPENSABLE
La última ocasión en la que el Príncipe Carlos se enfrentó a la Reina Isabel en favor de Lady Di
Hubiera sido mucho más loable, si el de Gales lo hubiera hecho cuando la Princesa estaba viva.Por muchos años, el fallecimiento de la princesa Lady Di, que tanto dolor causo en el Reino Unido desde el fatídico año de 1997, fue contado desde una versión ampliamente difundida, en el que los personajes estuvieron claramente definidos en dos claros frentes, los buenos y los malos. Con esta versión que nos trae el diario "La Nación", nos tocará nuevamente posicionar de qué lado estuvieron por ejemplo la reina Isabel y el Príncipe Carlos una vez que estuvieron en conocimiento de este trágico hecho.
Apenas un año atrás, el de gales y su ex esposa se habían separado amargamente, pero algo que se puede asegurar es que, bajo ningún contexto, el hijo de la Reina Isabel hubiera querido que Lady Di sufriera el fatal accidente que le arrebató la vida, pese a todas las teorías que apuntan a una supuesta vinculación entre este lamentable hecho y supuestas cuerdas manejadas desde el interior de Buckingham.
Quienes pueden asegurar que el Príncipe Carlos quedó devastado tras ser informado de este siniestro fueron las hermanas de la inolvidable Princesa, Sarah McCorquodale y Lady Jane Fellowes: fueron ellas quiénes debieron viajar con él hasta París para llevar a cabo las gestiones de reconocimiento del cuerpo de Diana y de repatriación desde el hospital Pitié-Salpêtrière.
Lo que muchos no manejan desde el punto de vista informativo e incluso histórico, es que por primera vez durante su matrimonio y posterior divorcio fue que el devastado Carlos y la Reina Isabel no estaban en la misma página. Entre los dos se había desatado una discusión en torno a cómo sería trasladado el cuerpo de Lady Di de un país a otro.
Una fuente confiable y cercana a la familia real comentó al diario británico "The Mirror" que el ex esposo de Lady Di "era solo un exmarido, que no tenía derecho a estar allí más que como padre de sus hijos, pero Carlos quería usar el avión real para ir a París, aunque la Reina en un principio se lo negó". Sin embargo, la determinación del primogénito fue tal que a la Monarca no le quedó otra opción que acceder a su petición.
Otro testimonio que se une a la de palacio es la del ex mayordomo de Lady Di, Paul Burrell, quién era uno de los más cercanos confidentes de la princesa mientras estuvo a su servicio. Con mucha seguridad afirmó lo que sigue: "Estaba devastado. Era una mujer a la que había amado a su manera”.
Pero los temas del transporte que servirían para repatriar los restos mortales de Diana fue de todas la menor preocupación que el padre de dos tenía en mente: una vez en suelo británico sería él quién tendría que asumir la peor parte de esta fatal situación: volar nuevamente hasta el castillo de Balmoral en Escocia, donde se encontraban sus hijos Guillermo y Harry de 15 y 13 años respectivamente. Estaba decidido que sería él mismo quién les comunicaría la fatal noticia sobre el deceso de su madre.
De los dos jóvenes, se dice que fue el Príncipe Harry a quien más le costó asimilar lo sucedido. Apenas días después de las exequias de Lady Di -el 6 de septiembre de 1997, en la Abadía de Westminster-, el joven aún presentaba signos de confusión y constantemente preguntaba a su padre "¿En serio mami falleció?".
Las secuelas de este estado de negación tan evidentes y difíciles de digerir para un pequeño de 13 años aún tienen graves secuelas en el Duque de Sussex, quién al día de hoy cuenta con 37 años de edad y no ha tenido reparos en blanquear ante las grandes audiencias cómo, hasta nuestros días, intenta sobrellevar la pérdida de su madre.
Sobre la relación que llevaron el Príncipe Carlos y Lady Di mientras estaban unidos en matrimonio es poco lo que se desconoce pues en los medios mucho de esto trascendió generando grandes escándalos que desestabilizaron la imagen de la Corona, pero si algo pueden asegurar aquellos que acompañaron al príncipe de gales durante este duro proceso frente a la desaparición de su exesposa pueden asegurar que nunca luchó tanto por dignificar a Lady Di al menos mientras se preparaba su último trayecto por la vida, como nunca antes lo había hecho en vida, como quizás hubiera valido la pena.