El Rey Felipe en su faceta más fría y poco cordial: quién ha merecido su distancia y por qué

Si bien resulta perfectamente acorde que el Rey Felipe reciba a distintas personalidades en el palacio real y las invitaciones a almorzar sean una norma en toda regla, las últimas postales difundidas por Casa Real que muestran al Monarca junto al Príncipe Alberto de Mónaco han causado cierta sorpresa, dado que por lo que se podrá constatar con el paso de los días, este será el único gesto del Borbón hacia el Grimaldi hasta dentro de un muy largo tiempo, cuando la casualidad o la causalidad los vuelva a reunir.

No podemos incluir el próximo viaje de los reyes a Alemania como excusa válida para justificar el "pálido" recibimiento del Principe monegasco en Zarzuela. Estamos seguros de que si su agenda hubiera estado totalmente  despejada hasta la próxima semana, el acercamiento con este visitante de excepción habría sido exactamente igual y lamentablemente es una situación que el propio esposo de Charlène de Mónaco se ganó y hasta el momento no se ha podido subsanar.

Porque la verdad sea dicha, hay temas de temas y el que une al Rey Felipe y al Príncipe Alberto es como mínimo, imperdonable. Recordemos que en el año 2012, la candidatura de España para la celebración de los Juegos Olímpicos del 2012 quedó completamente boicoteada, gracias a las dudas que expresó el hermano de Carolina de Mónaco en cuanto a la capacidad de nuestro país para brindar seguridad a las delegaciones deportivas después de sufrir un atentado por parte del grupo terrorista ETA en el Estadio de la Peineta.

No conforme con ello, incluso el Príncipe Alberto puso sobre la mesa el delicado tema  sobre el posible ingreso de Gibraltar en el Comite Olímpico Internacional como guinda del pastel en medio de su intervención, que una vez llegó a los oídos del Rey Juan Carlos y su entonces heredero, el Príncipe de Asturias, terminó por opacar las relaciones entre ambas casas reinantes. En el presente, la impresión que ha dado el reencuentro entre el Rey Felipe y su par real es de cierta camaradería, entre sonrisas y alguno que otro gesto complice que podría indicar que los peores años en su relación han pasado.

¿Pero es tan cierto esto? Las familias no han vuelto a coincidir en eventos reales o en periodos vacacionales cómo se estila entre otros reinos como Suecia, Noruega, Grecia y Holanda, y eso que el Príncipe Alberto ha visitado desde aquel infame 2012 nuestro país por los más variados motivos, entre acuerdos bilaterales y su interés genuino por el turismo cultural y arqueológico. ¿El Rey Felipe será capaz de retomar nuevamente su relación cercana con su par real? Quizás en el futuro, pero el momento no es ahora.