Los tres infames pasos que Meghan Markle quiere ejecutar para iniciar su carrera presidencial

La ambición, definitivamente, ha sido por muchos años la virtud menos comorendida de todas, siendo rebajada en muchas ocasiones a categoría de defecto, puesto que la línea que la separa con la codicia es a veces bastante difusa. Justamente en ese límite, encontramos a Meghan Markle con su gran objetivo y que nunca ha querido esconder al público, con sus ideas presidencialistas. Sí, la exactriz, convertida en Duquesa ahora se encuentra en campaña, para intentar convertirse en imagen electoral en una venidera carrera por la presidencia de los Estados Unidos.

Quizás su candidatura no sea un hecho aún, pero para aprender a caminar hay que gatear primero. Esto vendría a ser en su caso, limpiar su desgastada imagen para luego presentarse en carrera con el expediente limpio. ¿Y como lo logrará? Simple: debe intentar por todos los medios hacer las paces con la familia real británica así le cueste su poderoso contrato de 100 millones de dólares con Netflix para no lanzar aún su documental junto al Príncipe Harry en el que como resulta costumbre, la narrativa se construyó sobre sendas críticas hacia el actual Monarca, Carlos III su esposa Camilla y para más inri, el Principe Guillermo.

Este "reseteo" puede salir incluso más caro aún para el Príncipe Harry, futuro "Primer Caballero" de los Estados Unidos (en caso de que Meghan Markle cambie residencia desde Montecito, California hasta la Casa Blanca en Washington DC), puesto que de los 20 millones que recibirá por el lanzamiento de su biografía envenenada contra su propia familia quizás deba devolver el adelanto de 7 millones que recibió por parte de la casa editorial que publicará su autobiografía, si insiste en retrasar la fecha de lanzamiento para cambiar algunos "detallitos" de lo escrito, su pena de que el asunto incurra en el hartazgo de los editores y el proyecto termine archivado de por vida.

Pero para la Duquesa de Sussex, cualquier precio a pagar parece ínfimo frente a la posibilidad de una prometedora carrera política en el país de las libertades. Su imagen filantrópica que avala causas como el apoyo a los niños transgénero, los juegos para veteranos de guerra, Invictus, los premios WellChild para apoyar los logros de los jóvenes británicos con problemas de movilidad o que padecen distintas enfermedades, son la punta de lanza que abandera la buena fe de una exroyal que se muestra solidaria, empática y "sencilla", mientras se traslada en avión privado hasta para viajes cortos y gasta miles de dólares en equipos de seguridad, esto sin abandonar su estatus como nobles, puesto que aún no devuelven el único título que ostentan a la institución que casi la precipita a atentar contra su propia vida, anécdota que por cierto la misma Meghan Markle amplió a Oprah Winfrey en su escandalosa entrevista en 2021.

Según lo expuesto por El Mundo, Meghan Markle aún tiene tiempo. Sus aspiraciones a mediano plazo tienen como objetivo las presidenciales del 2028, no las de 2024 luego del mandato de Joe Biden. Quizás, en esa fecha hayamos olvidado mucho de sus traspiés mediáticos, sus contradicciones y sobre todo los roces que la han mantenido completamente apartada de su familia política. Siendo así, tal vez pueda presentar su candidatura. ¿Ganará o perderá Meghan Markle? Solo el tiempo lo dirá.