Alaska y Tamara Falcó tienen algo en común que nadie pensaba

Alaska y Tamara Falcó tienen en común que no perdonan una infidelidad. Para la cantante el amor es lo más importante en una relación. Un reportero de Europa Press la captó en la inauguración de un nuevo estilo de casino que conjuga la música, la gastronomía y el juego.

La mujer de Mario Vaquerizo confesó que ese lugar le recuerda al lugar en el que se casó con su marido hace años en Las Vegas y sostuvo que el éxito es una mezcla de ganas y pasión. "El amor... Triunfan las ganas de que triunfe y muchas veces claro que te peleas, ha habido algunos mejores momentos que otros, pero sigues teniendo que tener ganas, tú no lo puedes impostar. Las ganas no te las puede quitar nadie y no las puedes fabricar", dijo.

Ha habido algunos mejores momentos que otros.

La artista también tocó un punto que comparte con Tamara Falcó y dejó en claro que no perdonaría una deslealtad y menos a sus casi 60 años. "Las he perdonado en relaciones anteriores y no conduce a nada porque al final siempre estás con la mosca detrás de la oreja. Cuando tienes 20, 25, 30, 35, no lo ves así".

Alaska señaló que le tiene “adoración” por la hija de Isabel Preysler. Y que el momento tan duro que está pasando "es solo cosa de Tamara. Y sí, Tamara tiene todo el derecho a decir que se siente engañada porque lo ha estado, pero los demás no".

Alaska también fijó posición y le dio pena que Íñigo Onieva sea cancelado por España desde que se supo de su deslealtad al filtrarse los vídeos. "Vamos a ver, ¿ahora Íñigo es "el degollador de Boston" o Jack, el destripador? No", y agregó: "No entiendo que ahora digáis que una infidelidad va a afectar a los negocios de Íñigo. Estamos en el 2022, lo que ha pasado solo le puede ofender a Tamara y a los demás nos tendría que dar igual".

Lo que ha pasado solo le puede ofender a Tamara.

Llevarse hasta la dignidad

Al parecer el ex de Tamara Falcó “tiró la toalla”. Íñigo Onieva mandaría un camión de mudanzas al piso donde vivían juntos. Los operarios sacaron todas las cajas y las trasladaron a la urbanización en La Moraleja de su madre, Carolina Molas.