INCREÍBLE

Una broma a la Reina Isabel le cuesta caro a uno de sus asistentes más leales

La Monarca nunca se esperó esta ligereza por parte de la empleada y, por supuesto, trajo consecuencias.
miércoles, 2 de febrero de 2022 · 16:37

Aunque en el último año la Reina Isabel ha tenido razones para no sonreír con el fallecimiento de su esposo, el Príncipe Felipe de Edimburgo en abril del 2021, la salida del Príncipe Harry y Meghan Markle de las filas monárquicas y la futura imputación del Príncipe Andrés, hubo otros tiempos en los que su risa se escuchaba en los salones contiguos y su sonrisa iluminaba cada espacio que tocaba. Sí, la mujer más famosa del mundo se ríe y mucho más de lo que se documenta, lo cual es una verdadera lástima, pues se la suele considerar como una persona hermética y no muy sentimiental.

Se sabe que la Reina Isabel es una gran bromista y le gustan especialmente las ocasiones en los que suceden eventos inesperados. Por ejemplo, le encantan las reacciones de las personas que se encuentran con ella. Hay quienes se desmayan, quedan en shock, les fallan las piernas por la impresión o se orinan como en un caso insólito de una mujer que coincidió con la Monarca en una tienda de ropa. Aunque ella está acostumbrada a la reacciones extremas, aquello fue tan inconcebible que tuvo en ataque de risa y tuvieron que sentarla para que se calmara.

Pero es también un hecho que la Reina Isabel disfruta de las bromas que le gastan. De hecho, es un camino seguro hacia su corazón y así lo experimentó su asistente de vestuario, Angela Kelly. Sucedió en un viaje a Australia hace ya 16 años, como parte de una visita programada junto al Príncipe Felipe de Edimburgo. Su mayor ilusión era ver a una cucaburra, especie de pájaro nativo cuya particularidad es que su sonido se asemeja al de la risa humana. La cuestión es que, a pesar de las búsquedas, no hubo forma de dar con la exótica ave, así que, para complacerla, Kelly aprovechó que justo era el Día de los Inocentes y decidió comprar un peluche y meterlo en una jaula para mostrárselo a su jefa en cuanto regresará a la suite real.

La Reina Isabel se maravilló al ver a la "cucaburra" en su ventana. La asistente, a sabiendas de que su broma funcionaría, se acercó a la jaula y de forma solemne le comunicó a Su Majestad, que el ave no soportó el encierro y falleció.

La cucaburra es una especie muy querida en Australia y figura como la Reina Isabel en el cono monetario de este país.

Por supuesto, el semblante de la Reina Isabel cambió por completo. "Estaba absolutamente horrorizada. Caminé hacia ella con el peluche oculto entre mis manos y cuando lo cogió se dio cuenta de que todo era una broma".

Con una sonrisa maliciosa le espeté en la cara: '¡Inocente!'. Solo me dijo dos palabras: 'Estás despedida'. Yo no podía parar de reírme y ella solo pudo darse la vuelta y decirle al príncipe Felipe: '¿Pero tú sabes lo que me acaba de hacer? ¡Me ha engañado!'

A partir de ese día, si bien no queda esclarecido si la Reina Isabel pudo finalmente ver a la criatura en su versión real, esta vivencia afianzó aún más la relación de complicidad y amistad entre la Windsor y una de sus trabajadoras más leales y cercanas, que, por cierto, se mantiene hasta la actualidad.

¿Y dónde quedó el peluchito africano que por un momento logró aflorar el lado más sensible de la Monarca?  Según explica la estilista, encontró "hogar" en uno de los muebles que la Reina tiene en su despacho privado.

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