Alejandra Martos confiesa lo que era un misterio de la relación con su padre, Raphael

Raphael y Natalia Figueroa continúan igual de enamorados que en el inicio de su relación. Sus tres hijos están orgullosos del vínculo que tienen. Alejandra Martos nació siendo famosa debido a sus dos padres, sin embargo, ahora mantiene una vida muy discreta, alejada de los focos.

La hija de Raphael es una gran artista, restauradora del Thyssen. Hace un tiempo, se animó a hacer un trabajo como protagonista, en el que posó como modelo para los bolsos joya de Chávarri. La experiencia fue muy buena, pero parece que no la volvería a repetir debido a que su pasión es otra.

“Yo soy restauradora de obras de arte y a veces me pongo en una foto. No está reñido con ser discreta. Y no es mi familia de sangre, pero sí íntimas amigas, y me hace ilusión colaborar con ellas en este proyecto de mujeres para mujeres”, confesó aclarando que fue una excepción. 

Le encantaría hacer una colaboración artística con la firma de bolsos ya que considera que el modelaje no es lo suyo. “Ninguna vocación de modelo jajaja, pero la colaboración artística sería chula”, expresó. Luego habló de sus años de experiencia en los escenarios como bailarina de ballet.

La hija de Raphael abandonó la danza para dedicarse a la restauración: “A ver, los escenarios me quedaron lejos… ¡Hace falta un nivel altísimo! Pero me apasiona el ballet. La restauración apareció en el momento perfecto y me abrió las puertas de otra rama del mundo del arte que me enamoró. Es un privilegio que tengo la suerte de ejercer”. 

Alejandra Martos admira mucho a su progenitor, de quien heredó su pasión por el arte. Confesó que “las frases de las canciones de mi padre han dado y dan mucho juego en casa”. Afortunadamente, nunca tuvo problemas por la profesión de su padre: “Somos una familia muy normal y nuestra relación es buenísima”.