La otra cara de la Reina Sofía en su faceta maternal: ni una sola lágrima por la Infanta Cristina

Nadie más que la versada periodista Pilar Eyre podría desafiar las versiones más matizadas entre los muros de Casa Real en los que se asegura que la Reina Sofía y la Infanta Cristina están unidas como nunca y la primera rompió a llorar cuando se enteró de la traición de Iñaki Urdangarin, horrorizada ante la humillación que vive su hija menor. A la luz, la última palabra de la catalana. "Ahora quizás vengan los siniestros mensajeros de la mentira a contar que ha habido encuentros, llamadas, visitas en secreto a la Zarzuela... ¡No me valen! Quiero verlo con mis propios ojos; si no, no me lo creo". Touché.

La mediática no duda en exteriorizar sus sospechas sobre alguna "situación grave" que en este momento pudiera ocurrir entre la madre y la hija, tomando en cuenta que, tal como sucediera con la Princesa Leonor, la Reina Sofía, hasta donde se conoce, no ha tenido el gesto de desplazarse hasta Ginebra para constatar el verdadero estado en el que se encuentra la Infanta Cristina, una mujer "necesitada de cariño, sola, humillada por su marido".

A pesar de que tanto la Reina Sofía como su hija menor han estado marcadas por la traición y, desde el primer momento en que se conoció la insalvable situación, esperaba que la emérita fuera la primera en manifestarse para prestar su apoyo, esto no parece haber sucedido aún.

Incluso Eyre hace la comparativa entre el problema actual y los primeros días del caso Nóos, cuando los exduques de Palma y sus hijos debieron salir del país con destino hacia la ciudad de Washington D.C. En aquel momento, la exsoberana no tuvo reparos en atravesar continentes para tomar partido, aún cuando esto pudo costarle el aprecio y el respeto de la opinión pública. Siendo así, ¿qué le impediría al calor de los últimos hechos acortar distancias con la Infanta Cristina?

Lamentablemente, esta es una de las grandes preguntas que no parecen tener una respuesta concluyente. Quizás, la Reina Sofía se vea obligada a anteponer su sentido del deber al instinto primario como madre una vez más, a fin de la línea marcada por Zarzuela, que dicta la distancia del Rey Felipe y la Reina Letizia de este drama familiar.

También podría caber como una posibilidad el hecho de que siempre se ha sabido que la afinidad de la Infanta Cristina parece inclinarse más hacia el Rey Juan Carlos que hacia su madre, la última fotografía de las infantas en Abu Dabi junto al exsoberano y el posterior semblante tan serio de la Emérita durante el acto de la jura de la bandera celebrado  en Madrid días después son claves para medir el nivel de las relaciones intrafamiliares. Sospechoso como mínimo y Pilar Eyre lo sabe.