Desde que Diego Arrabal ha comenzado a ser su propio jefe, es evidente cómo ha crecido su figura. Ya no tiene limitaciones de tiempo para cargar contra sus adversarios ya que se manifiesta mediante redes sociales. El público lo ha escogido como fuente confiable y es por eso que sus declaraciones provocan tanto ruido. Sin lugar a dudas, Carmen Borrego es quien se presenta con más frecuencia en sus ácidas apariciones.

Recordemos que Diego Arrabal es uno de los opositores más contundentes que ha tenido Rocío Carrasco desde su regreso a la televisión, de modo que es posible que Carmen Borrego cayera entre sus enemigos casi por accidente. Por la razón que fuera, lo cierto es que el reportero cuenta con mucha información y, casualmente, esos datos no suelen dejar bien parada a la hija de María Teresa Campos.

Hace algunos días, el oriundo de Marbella cargó contra Carmen Borrego al acusarla directamente de haber comprado artículos de imitación en un local de calle. Al principio la señalada guardó silencio, pero luego no le quedó más remedio que dar su versión de los hechos. Tal como era de esperar, dijo que el relato de su colega era una total mentira y ahora esas palabras han tenido unas consecuencias impensadas.

El as bajo la manga de Diego Arrabal

En el material que puede apreciarse en adjunto, Diego Arrabal arremetió contra Carmen Borrego asegurando que es ella quien miente y amenazó con mostrar todavía más videos comprometedores. Diego sintió que su paciencia se colmaba cuando Carmen no solo lo trató a él de faltarle a la verdad, sino también a la revista “Semana” ya que en ese medio se publicaron las imágenes que se tomaron desde su agencia.

La realidad es que, si efectivamente Carmen Borrego compró un bolso de segunda mano, no estaría cometiendo el delito más grave de todos. Además, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Lo más sensato sería que la tertuliana admitiera su culpabilidad (si es que efectivamente realizó la compra) y entonces el caso no hubiese pasado a mayores. No obstante, ya vemos que la intención del fotógrafo no es encontrar la vía de la paz, tampoco la de su adversaria.