El semblante de Charlène de Mónaco despierta nuevas y temidas sospechas

Después de tormentosos meses de recuperación tras varios procesos operatorios en Sudáfrica, Charlène de Mónaco regresa a Montecarlo junto a su familia y, en las últimas semanas, la hemos visto retomar poco a poco su agenda institucional para marcar su regreso a la vida pública, no exenta, por supuesto, de polémica y muchas especulaciones a su alrededor.

Uno de los temas que más ocupa a la prensa extranjera y a medios como "Ok Diario" es el evidente cambio físico que la Princesa ha experimentado desde su regreso, e incluso han habido inevitables puntos de comparación entre su estado actual y sus días cuando apenas era la jovencísima novia del Príncipe Alberto. Aunque nunca lo ha reconocido, las sombras que apuntan a posibles intervenciones estéticas siempre han rondado a la figura de la exatleta.

Y a pesar de qué el Príncipe Alberto nunca ha negado que efectivamente Charlène de Mónaco se ha sometido a varias intervenciones quirúrgicas pero estrictamente por temas de salud, el medio antes citado recurrió a la opinión de la doctora y especialista en temas estéticos, Beatriz Estébanez, quién estudió el caso de la sudafricana y puede corroborar lo que en el principado siempre se ha negado: “A Charlène se le aprecia un hematoma en el pómulo que podría ser la consecuencia de un lifting o de hilos tensores indicados, entre otras cosas, para la flacidez de las mejillas”.

Además ha detectado otros retoques puntuales, como la lozanía y brillo de la piel que Charlène de Mónaco suele presumir en cada una de sus apariciones y, se asume, tiene que ver, además de una buena alimentación y un régimen de ejercicio saludable, con el apoyo de tratamientos que incluyen algunas inyecciones de ácido hialurónico y plaquetas para dar un aspecto rejuvenecedor. En sus labios no se descarta el uso de relleno en algunos puntos de los labios para añadir carnosidad.

Hasta este punto siempre se ha sospechado si la causa de la infección agravada en la región maxilofacial que casi atenta contra su propia vida en suelo africano, no habrá tenido que ver con algún tratamiento que haya resultado en una mala praxis y supuso para Charlène de Mónaco los peores días de su vida. Esto nunca se ha confirmado, pero no está descartado del todo.