Paloma Barrientos desvela el enternecedor secreto de Isabel Díaz Ayuso que muchos desconocen

En su ajetreada agenda, entre inauguraciones, celebraciones de aniversarios y encuentros múltiples, Isabel Díaz Ayuso se hizo un espacio para relajar y mantener una charla amena con algunos periodistas. De ese encuentro informal surgieron confesiones que dio a conocer Paloma Barrientos.

Todo sucedió en el cóctel que dio en el marco de la presentación del acto realizado para recibir a los protagonistas del libro “A pedir de vaca”. Entre los periodistas que participaron de este momento se encontraban Xelo Montesinos y Juan Serrano representando a Unicor, Cristina Tárrega y Carlos Pérez Gimeno, quien forma parte de la Peña Cuarto Poder.

Tal como revela Paloma Barrientos, la Presidenta de la Comunidad de Madrid solía concurrir a los almuerzos mensuales que comparte el grupo de comunicadores de sociedad. Incluso, hace unos meses atrás, había prometido volver a participar de las reuniones que religiosamente se desarrollan en Casa Lucio.

Allí, por norma general, se respeta a rajatabla el “off the record” y, a los postres, es el momento en que comienzan a hacerse aquellas preguntas que sí son efectivamente publicables. Es casualmente uno de estos momentos los que dio a conocer la redactora de Vanitatis, quien comentó las confesiones de Isabel Díaz Ayuso en ese distendido contexto.

Entre la indecisión en torno de las vacaciones que planea tomarse para lograr una desconexión parcial, la funcionaria revelaba que se siente incómoda ante los gestos de aprobación y cariño de la gente. Con total naturalidad vive que se acerquen a saludar y pedirle tomarse fotos con ella.

“Todo lo contrario. No he tenido ninguna mala experiencia en mi vida privada y entiendo que, si me reconocen, me paren”, se sinceró la política, quien admitió además que, si bien “antes era más invisible”, no se queja de su lógica exposición.

Comentando detalles sobre su descanso en Sotillo de la Adrada (Ávila), el secreto más enternecedor no se hizo esperar. “Me lo paso muy bien con mis sobrinas, que me regañan porque me ven poco. Cuando estoy con ellas, sí que desconecto totalmente y me enseñan a ver su mundo”, confesó.

La admiración y el amor por sus sobrinas se desprende de cada palabra que emite. También, la preocupación. Porque, tal como reveló a los reporteros presentes, no sólo fue un baldazo de agua fría descubrir la trama de espionaje desde el Ayuntamiento madrileño a su familia. Hubo algo peor.

Isabel Díaz Ayuso recordaba, angustiada, el disgusto que le causó enterarse que, en el marco de esa investigación, resultaban perjudicadas sus sobrinas. Es que en aquel momento se llegaron a encontrar cámaras en la puerta del colegio de las niñas. Algo que es cosa del pasado, pero que la marcó probablemente por siempre.