Se descubre la única prohibición que Charlène de Mónaco debe cumplirle al Príncipe Alberto

Por más que Charlène de Mónaco y el Príncipe Alberto intenten disipar los rumores de crisis matrimonial, varias de sus acciones distan de las insistentes declaraciones en las que ambos alegan unión familiar, preocupación y apoyo mutuo en las horas más oscuras de la Princesa. Incluso medios internacionales, como "Paris Match", difundieron la existencia de un infame contrato matrimonial en el que, por un total de 13 millones de euros al año, la sudafricana se comprometía únicamente a representar al principado en citas muy puntuales.

Mientras algunos expertos y opinadores debaten sobre la veracidad de estas informaciones, hay quienes intentan dar con otro tema que subyace. Cuando no está en Monte Carlo junto a su familia, ¿dónde se hospeda Charlène de Mónaco en sus días de opacidad mediática? Pues las aproximaciones nos llevan entre su nueva casa en Suiza y el castillo de verano de los Grimaldi, Roc Agel, y puede que haga uso de las dos estancias, dependiendo de sus necesidades de proximidad con el castillo de La Roca, residencia principal de la familia real.

Pero si la exatleta disfruta de estos espacios para continuar con su proceso de recuperación, ¿qué opciones tiene el Príncipe Alberto cuando desea distenderse de sus ocupaciones y dramas familiares? "Ok Diario" responde a esta interrogante y se hace eco de las declaraciones del periodista especialista en casas reales, Stéphane Bern. El mediático expuso que cuando el esposo de Charlène de Mónaco desea apartarse de todo y todos, se resguarda entre los muros de la dependencia real con mayor misterio de la familia, el Castillo de Marchais. "Es el hogar más secreto de los Grimaldi. Ninguna cámara ha filmado nunca el castillo".

De hecho, se sostiene que este castillo, que parece guardar los mejores recuerdos de la infancia del Príncipe Alberto, no es de acceso común para el resto de su familia, así que nadie puede acceder a este lugar, excepto el Príncipe regente, Charlène de Mónaco y sus hijos, Jacques y Gabriella, siempre y cuando vayan acompañados por él.

Es posible que, este mismo año, el hermano de las princesas Carolina y Estefanía vuelva junto a Charlène de Mónaco en temporada de caza, entre septiembre y febrero. No es que Alberto disfrute  demasiado esta actividad, pero es una buena época para apreciar la belleza de esta finca que, con los últimos arreglos, se hace cada vez más impenetrable para el ojo de la prensa.