España sentencia al Rey Juan Carlos: la encuesta pública que dilapida sus deseos de regresar

El instituto IMOP ha realizado una polémica encuesta para la revista "Vanitatis" sobre la apreciación de los españoles alrededor del Rey Juan Carlos y los resultados son más que concluyentes. Olvidemos los años de gloria, el discurso que ratificó la democracia del 23 F y otros hitos históricos que, en sus mejores épocas, lo elevaron a casi una posición de deidad castiza. Los temores de Casa Real están justificados y reiterados, son malas noticias para sus amigos y seguidores y, por supuesto, ni hablemos del "te lo dije" de los republicanos. El Emérito no pasó la prueba.

Según la data arrojada por el llamado 'Informe Borbón', el padre del Rey Felipe tiene una apreciación tan mala actualmente que "el 67% de los españoles le da un suspenso a su imagen y el 40% le otorga una nota de cero". Sin anestesia y a la yugular, los números se incrementan este año 2022 con respecto al 2021, pues la escala de rechazo subió un 7%.

Pero la peor estocada no la ha dado la franja política y antagónica a la corona por un asunto de sumatoria y de capitalización de las voluntades de la población, sino que, para nuestra sorpresa, es posible que ese 7% de incremento en las pocas voluntades alrededor del emérito ha nacido justamente de los aliados a la institución monárquica. Hay un pequeño índice de esta representación de apoyo que no desea siquiera asociar al Rey Juan Carlos con el concepto actual de monarquía.

La segmentación es alarmante, especialmente para el exsoberano, quien no parece retroceder en su idea de visitar España "con frecuencia", y así se refleja, según expone el medio citado. "El 83% entre los menores de 45 considera que es don Juan Carlos el principal problema para su heredero, mientras que lo es para el 86% de quienes tienen más de 45 años", servido en dos platos, estamos hablando de una contundente mayoría de la población que ha unificado criterios sin distinción de brecha etárea.

En síntesis, se puede apreciar que la percepción mayoritaria apunta a que el Rey Juan Carlos constituye un problema para la actual gestión de su hijo, el Rey Felipe, y que en la opinión generalizada se sobrepone la premisa de que el Emérito debería residir fuera de España y visitar lo menos posible para no generar más fricciones, especialmente porque, al negarse a dar explicaciones ante el país, su visita no contribuyó en nada a mejorar la imagen de la corona, que en tiempos actuales enfrenta hechos pasados y heredados, no inherentes a la gestión actual.

Esto, visto desde otro ángulo, resulta un balde de agua fría, no solo para el Rey Juan Carlos sino para su círculo más inmediato y algunos palmeros a su alrededor que claman por su regreso y le han convencido de que España le espera impacientemente y aseguran que sus pecados se lavarán con el paso del tiempo y el olvido, pero la realidad ha superado a los deseos de pocos y la conclusión de esta encuesta tiene un último punto no evidenciado en los resultados: duela a quien duela, el Rey Felipe y la Reina Letizia, al final, tenían razón.