REINA LETIZIA
La "reaparición" pública de la Reina Letizia en medio de la Covid y orquestada por el Rey Felipe
Si algo queda claro, es que la Monarca siempre encuentra un modo para estar presente.
A pesar de que la Reina Letizia sigue convaleciente por haber contraído coronavirus, cuadro médico que la ha mantenido alejada durante esta última semana de algunas de sus actividades marcadas en calendario, esto no le ha impedido hacerse presente en una de las citas más emotivas del año y que tuvo lugar este domingo en Ermua donde se rindió un sentido homenaje al concejal del PP Miguel Ángel Blanco que fue secuestrado por el grupo ETA hace 25 años.
El Rey Felipe acudió en solitario a este encuentro en el que también estuvo presente el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, así que el Monarca no dejó pasar la oportunidad para acercarse a los familiares del homenajeado e intercambiar algunas palabras con ellos.
En medio de su discurso, el Rey Felipe no dejó de mencionar a la Reina Letizia al asegurar que siempre fue su voluntad asistir a este acto solemne pero ante su cuadro reservado, deseaba mandar sus cariños a todos los presentes, especialmente a los familiares y demás seres queridos de Miguel Ángel Blanco.
Sobra decir que el esposo de la Reina Letizia ofreció unas palabras muy emotivas a propósito de este hecho, en el que recordó como se sintió aquel 10 de julio de 1997 cuando recibió la terrible noticia que hoy sigue siendo una herida abierta.
"Nunca podré olvidar cada instante de aquel día. Como todos los españoles que amamos la vida y la libertad, estaba consternado, conmovido, desolado. Yo tenía entonces 29 años, la misma edad que Miguel Ángel Blanco cuando lo asesinaron", recordó el esposo de la Consorte ante sus interlocutores.
Los días 10 a 14 de julio de 1997 son imposibles de olvidar.
"Hay fechas que permanecen para siempre en nuestro recuerdo, que nos acompañan durante toda nuestra vida. Los días 10 a 14 de julio de 1997 son imposibles de olvidar. Y se hizo la oscuridad. La indignación por lo sucedido se sumó al profundo dolor, a la rabia, a la impotencia, a la incredulidad. España se sumió en la tristeza y en una inmensa pena. Pero la gente seguía en las calles. Venir a Ermua entonces es imposible de olvidar. El pueblo se quedó pequeño para albergar tanta solidaridad, tanto respeto", apostilló en su alocución el Rey Felipe.
