La sonada enemistad de la Reina Sofía que cambió el destino de la Infanta Elena para siempre

Siempre ha sido correcto pensar que los hijos no deben cargar con los pecados de sus padres. Sin embargo, los peores ejemplos de estos temas se han visto hasta en las mejores familias. Quién diría que en el seno de Casa Real un caso propio sucedió, protagonizado por la Reina Sofía y que, según versan las crónicas, truncó el futuro amoroso de la Infanta Elena, incluso antes de que Luis Astolfi y Jaime de Marichalar aparecieran en su atropellada historia sentimental.

Porque, antes de estos caballeros, la prensa del corazón sospechó en sus días sobre la existencia de un primer noviazgo entre la Duquesa de Lugo y el hijo de Diana de Francia, Eberhard de Württemberg, aunque el propio Rey Juan Carlos debió desmentir esta versión en 1984, mientras vacacionaba con la familia en Mallorca. "Solo son dos buenos amigos que se conocen desde niños". Y es que no hubo nada más en realidad, pero no por un tema de amistades consolidadas, sino por la historia que subyacía detrás de esta aventura de amor fallida.

A juicio de lo expuesto por "Mujer Hoy", Diana de Francia fue una de las nobles convocadas para abordar el histórico, y muy famoso, barco Agamenón en el que la madre de la Reina Sofía, la Reina Federica de Grecia pretendió unir a sus hijas con algunos royals casaderos de la época. Al parecer, el emérito y la francesa habían tenido algo más que un cruce casual de palabras, y el continuo roce entre ellos le causó problemas al campechano "Juanito", con su entonces novia, la princesa italiana María Gabriela de Saboya.

Lo peor es que la Duquesa formaba parte del círculo de amistades de Don Juan Carlos y esto hizo que la madre de la Infanta Elena coincidiera con ella demasiadas veces para su disgusto, pues parecía un doloroso recordatorio del hecho de que ella fue siempre la última opción del exsoberano en las idas y venidas del famoso crucero real.

Es por ello que no extrañaría si los reyes eméritos se hubieran puesto en contra de una posible unión entre la Infanta Elena y Eberhard, situación que habría encontrado mayor oposición por parte de la Reina Sofía que desde la visión de Don Juan Carlos, y es entendible. Suficiente tenía la griega con coincidir en Palma de Mallorca con la extravagante noble y su familia cada año derrochando complicidad con el exrey, como para aceptar de buena gana quedar unida a la francesa a nivel familiar por medio de un enlace nupcial entre sus hijos. 

Esta es una de esas historias para recordar, y que dejan en claro el sufrimiento y resignación que atravesó la Reina Sofía por aquellas décadas, y cómo la suerte amorosa de la madre de Victoria Federica estaba echada, entre giros inesperados e historias inconclusas.