Antonio Orozco es uno de esos artistas de los que no nos cuesta entender por qué escogió el camino profesional que escogió. La razón es muy simple: tiene la sensibilidad a flor de piel, ese ingrediente que, según los que saben, es fundamental para que un cantante traspase ciertas barreras y pueda llegar a convertirse en un ícono. Pero, ¿de dónde sale tanta humanidad?

La pregunta anterior quizás tiene su respuesta en la primera infancia de Antonio Orozco, en aquellos años en los que alguien le inculcó los primeros valores. Sin embargo, puede que el aprendizaje también venga de otro sitio, de uno que nada tiene que ver con las elecciones, pero que nos demuestra que, además de ser un intérprete descomunal, es un hombre con gran fuerza de voluntad.

El oriundo de Barcelona ha sido parte de “La matemática del espejo” y, ante el enorme Carlos del Amor, ha dejado unas revelaciones que luego han tomado varios medios. Allí el vocalista charló largo y tendido sobre lo que para él significa ser un “número uno”, pero también de aquellos aspectos de su vida privada que no muchos conocen. Sin lugar a dudas, la entrevista ha sido reveladora.

Antonio Orozco se abre en canal y confiesa los golpes que ha superado

Tal como puede apreciarse en el material adjunto, con toda la seriedad del mundo y con espíritu reflexivo, Antonio Orozco recordó aquellos meses en los que partieron, casi en simultáneo, su productor, la madre de su hijo y su mejor amigo. No ve aquellas tragedias como algo que le pasó a él, sino como un golpe a un núcleo de familiares y amigos, pero no puede dejar de pensar que aquello se sintió como una especie de plan orquestado por el mal.

Sorprendentemente, Antonio Orozco apeló al trabajo para no sucumbir ante la pena. Lo más fácil o esperable hubiese sido que cayera en un pozo depresivo, pero por alguna misteriosa razón canceló todos los pensamientos angustiantes con muchas horas de trabajo. Además, la presencia de su primogénito ayudó enormemente al intérprete de "Mi Héroe", y hoy es capaz de mirar al pasado con nostalgia, a sabiendas de que ha aprendido como de ninguna otra lección en la vida.