Rocío Carrasco sorprendió a todos el verano pasado. En una de sus apariciones en el programa “Lazos de sangre”, mostró el Ave Fénix que lleva tatuado a la altura de su omóplato. En esa misma zona llevaba años atrás una mariposa. Pero hace cinco años decidió cambiarla y hacer el ave mítica. “Para renacer hay que morir, como el Ave Fénix. Quemar las alas empapadas en la inmundicia y dejar que nuevas alas crezcan. Alas de oro, de luz y rocío”, explicó durante la emisión del primer documental. Sin embargo, la razón de ese tatuaje fue ocultar el que se hizo con su expareja, Antonio David Flores.

Otro que causó sobresalto fue su marido, Fidel Albiac, pues durante la última escapada a la Costa Brava el año pasado con Rocío Carrasco, la revista ¡Hola! captó en imágenes un detalle que no se conocía hasta ahora. El marido de Rocío Carrasco adorna su espalda con un tatuaje. Pero, ojo, los tatuajes de ambos no están relacionados ni nada por el estilo. Fidel Albiac tiene un samurái, junto a una pagoda, como se conoce a los templos religiosos típicos en Oriente. Este grabado en la piel se lo hizo hace tres años, después de licenciarse en Derecho.

La historia del dibujo se remite a un guerrero militar del antiguo imperio japonés. Una figura que representa fuerza, lucha y tesón. Estos fueron los motivos reales que lo persuadieron para tatuarse la piel. Es prácticamente la razón por las que siguen juntos Fidel Albiac y Rocío Carrasco. Han tenido que luchar este tiempo tanto en el plano personal como el amoroso, a lo largo de los más de veinte años juntos.

El tatuaje de Rocío

Rocío Carrasco anuló casi todos los recuerdos de Antonio David Flores. En el último episodio de "Rocío. Contar la verdad para seguir viva", señaló: "No tengo ni fotos ni alianzas, porque las tiré por el W.C.. Tiré de la cisterna y se las llevó el agua". Tras su testimonio, le llovieron infinidad de comentarios.