Carmina Ordóñez, el misterio sin resolver a 18 años de su partida

Hoy es el aniversario de su partida. Un día como hoy, pero de 2004, Carmina Ordóñez protagonizaba las crónicas periodísticas del día. A 18 años de su deceso, son muchos los interrogantes que continúan abiertos en torno a su misterioso final.

Mirando hacia el pasado, resulta inevitable recordar la manera en que se cubrió semejante noticia. Una muerte prematura, por ende tan inesperada como incomprensible, imposible de ser contrastada debido al hermetismo extremo que rodeó el caso.

No había pruebas, pero tampoco dudas. Sin datos fiables, valiéndose de una batería de claros indicios, la agencia “EFE” se adelantó en confirmar la tragedia. La socialité había sido hallada sin vida en aquella casa que compartía con su hijo menor, Julián Contreras Ordóñez.

Lo que sí se supo es que precisamente esa semana, el muchacho no se encontraba en la casa familiar, sino que estaba compartiendo tiempo con su padre, Julián Contreras. Sin embargo, nada se sabe al día de hoy en torno a qué le pasó a Carmina Ordóñez, si pasó aquella fatídica noche sola o acompañada.

Pasaron días, semanas, meses y años. Dieciocho años en total al día de hoy. El interrogante que más peso sigue teniendo es quiénes fueron las últimas personas con las que habló la ex de Paquirri. Ninguno de esos detalles salió a la luz.

Según la investigación policial, se trató de una “muerte accidental”, aunque las causas de su muerte poco claras y una serie de especulaciones surgían de las sombras de lo que había sido irremediablemente una existencia inestable al cabo de sus últimos días de vida.

“La situación era muy extraña. Tuve que ser yo quien llamara a la Policía. Es más, creo que la familia de Carmen no mandó investigar lo suficiente. A día de hoy aún quedan muchas lagunas por resolver”, explicó hace un año Eva Carreño, íntima amiga de “La divina”, como se la apodaba en ese momento.

En aquel entonces, fueron sus hijos mayores, Francisco y Cayetano Rivera, quienes se opusieron a una autopsia pública, con el fin de evitar que cualquier información sensible trascendiera a los medios. Por supuesto, Julián Contreras Ordóñez no tuvo más opción que aceptar esta lógica decisión.

No es para menos. Los últimos años de Carmina Ordóñez la encontraron de “rotation” mediático. Desfilando por distintos platós de televisión, se la veía en condiciones físicas que encendían todas las alarmas. Si algo quedaba en evidencia es que no andaba bien.

“Me moriré antes de cumplir los cincuenta”, solía decir con total seguridad Carmina Ordóñez. Si bien nunca se sabrá efectivamente el cómo, cumplió con su destino. Sin embargo, más allá de esta declaración, su recuerdo permanece intacto al día de hoy.