Gema López alzó la voz para sentenciar a Kiko Matamoros en solo 40 segundos

“Déjate Querer” se ha convertido en el programa de las confesiones más bombas de la televisión. Cada semana desfilan distintos personajes de la farándula nacional y otros que serían impensables sentarlos en un plató. Quizás sea la atmósfera, Toñi Moreno y su picardía, pero a más de uno ha dejado con la boca abierta. Kiko Matamoros fue uno. Después de su salida de Supervivientes ha ido saltando de plató en plató generando polémicas para hacerse notar con un “aquí he llegado, estoy vivo y haciendo de las mías”.

Esta vez, el colaborador le confesó a su novia Marta López que estos últimos tres meses que vivió en la isla hondureña, ella es lo único que le ha rondado en su cabeza y que lo que importa es el amor, lo que han vivido y no lo que diga la gente.

Te quiero decir que me he dado cuenta, porque no he dejado de pensarlo, que no solo eres la mujer de mi vida, eres la mujer para toda mi vida, te quiero, quiero que seas la mujer para toda mi vida. Me has enseñado a querer, contigo a pesar de mi edad y lo que se pueda pensar, he aprendido a querer, y quiero decirte que he decidido, que me quiero casar contigo.

Pero en el plató de “Sálvame”, esta confesión de Kiko Matamoros por las pantallas les ha caído como una indigestión. Sus compañeros lo han criticado sin filtro. Gema López pidió el cronómetro y en 40 segundos no dejó nada en la garganta: "Nos han preguntado si nos lo creíamos o no. Mi problema es que me lo creo y no puedo con la pereza. Esto ya lo he vivido, y ahora no voy a soportar meses de una exclusiva, otra exclusiva, quién va la boda y tú venga facturar. Has expuesto a Marta porque para una boda hacen falta dos, aunque a ti te sobra ego para casarte contigo mismo. Ella es una cómplice necesaria para facturar".

Mi problema es que me lo creo y no puedo con la pereza.

La colaboradora también le dijo que él se podría casar consigo mismo y no habría mayor problema y le dio la bienvenida a Marta López al mundo rosa y de la plata al instante por estar en boca de todos. Luego todos los demás pidieron sus 40 segundos para lanzar sus dardos.