Paloma Barrientos desveló el amor menos conocido de Julio Iglesias

La película sobre la vida de Elvis Presley es todo un éxito de taquilla, algo que va de la mano con la crítica especializada. En ella, se ofrecen jirones edulcorados de su faceta personal y profesional. Sin embargo, destacando su historia de amor con Priscilla Wagner, se le adjudican características que Julio Iglesias no compartiría tras su amorío fallido. Así lo desveló Paloma Barrientos.

Con Priscilla, Elvis Presley conoció el amor. Quizás fue por eso que se trata de la única mujer con la que contrajo matrimonio. Seis años después, infidelidades reiteradas mediante, la pareja decidía poner fin al enlace.

Sin embargo, ella jamás se cerró al amor, ni se alejó del mundo de la música. Porque, tiempo después, Julio Iglesias se convirtió en su nueva conquista. Ahora bien, si bien el reciente filme parece una persona sumisa y consentidora, algo que, según Paloma Barrientos, el español vio desde otra óptica.

Aquel romance clandestino era expuesto por la prensa en 1981. En aquel entonces, Julio Iglesias venía de separarse tres años atrás de Isabel Preysler, mientras que Priscilla Wagner, ya divorciada, había quedado viuda hace al menos cuatro años. Sus caminos parecían cruzarse en el más oportuno de los momentos; ni un minuto antes, ni un minuto después.

No todas las historias comienzan con un amor que nace a primera vista. Sin darse mucha importancia, se cruzaron por primera vez en el festival de Viña del Mar, donde Julio actuaba, mientras que la ex de Elvis Presley oficiaba de presentadora de un programa de la norteamericana ABC.

Según Paloma Barrientos, la gira del cantante continuó por toda Latinoamérica. Los Carnavales de Río fueron la excusa que encontró el destino para un segundo encuentro, Pelé el querubín frustrado que organizó una fiesta donde tampoco pudieron coincidir.

No obstante, una llamada cambió el rumbo de esta historia de desencuentros. Priscilla había tomado la iniciativa. “La señora Presley desea hablar con usted”, se escuchó tras el teléfono. La propuesta era encontrarse para cenar juntos en Nino’s, restaurante de moda de Manhattan con un menú italiano de nivel.

“Teníamos el propósito de conocernos en Chile y no fue posible. Alguien hizo de mediador, pero no fue posible y yo lo di por perdido para siempre. Priscilla no opinaba igual. Me dio una enorme sorpresa al llamarme cuando llegue a esta ciudad”, recordaba el padre de Enrique Iglesias.

Yo lo di por perdido para siempre.

Tal como desvela Paloma Barrientos, el paso siguiente fue la fiesta en Xennon, discoteca a la que acudían personajes de la alta sociedad neoyorquina. La madrugada los encontró regresando juntos al hotel. Al día siguiente, Julio Iglesias fue quien se vio obligado a dar explicaciones a la prensa.

“No me pidáis que hable sobre el después. Solo me animo a deciros que Priscila es encantadora. Así, con todas las letras. El presente es lo que es. El futuro no está escrito”, lanzó el intérprete dando por cerrado aquella fugaz historia sentimental, que duró lo que tenía que durar.