José Manuel Ruiz se asoma desde “El balcón del corazón”, su columna en EsDiario y mira con calma el esperado final entre Ana María Aldón y José Ortega Cano. El periodista sabe, como todo el mundo, que la aún mujer del torero quiere explotar esa mina. Ella tiene y maneja desde hace tiempo el pretexto magistral para salirse con la suya. Y es que la perversidad no tiene cura.

“Ni sí ni no. Ni contigo ni sin ti. Y continúa la coplilla ‘tienen mis males remedios’. Ana María Aldón sigue jugando al despiste. A la insinuación. A dejar la puerta abierta al futuro. Más cerca de finalizar que de continuar. Al menos es lo que se deduce de sus palabras. Mejor dicho. De sus silencios. La no palabra de la aún mujer de José Ortega Cano es lo significativo. Faz impávida como si no sucediese nada. Sin sentimiento. De la misma manera que si el asunto fuera con un tercero y extraño. Para esto hay que saber hacerlo”, escribe el excolaborador.

Más cerca de finalizar que de continuar.

Para José Manuel Ruiz esa “cara inexpresiva” de Ana María Aldón le recuerda a los malos que gozan siendo las víctimas. “Lo dice todo cuando no quiere decir nada”. Él trae a la memoria que el pasado 16 de junio EsDiario anunciaba ese enfermo terminal: la separación de la colaboradora y del diestro.

“EsDiario puede asegurar que la ruptura es definitiva. Y no como dice la protagonista que se verá si se supera la crisis. Todo está decidido. Hay que ver cómo se ejecuta y dónde. De la misma manera que sucediera con la boda. Primero fue el anuncio de la boda y posteriormente la venta de la exclusiva con los novios ya marido y mujer en la portada y su familia más cercana”, dice el periodista. 

La ruptura es definitiva.

La otra verdad desvelada

Otra verdad que desvela Jesús Manuel Ruiz es que ese cuento de la criada también es mentira, todo es mentira. Ana María Aldón ya tiene la vida nueva mientras se seca las lágrimas y sonríe, José Ortega Cano espera y sigue la novela por los medios y Jesús Manuel Ruiz pasa la página desde su balcón.