Luis García Montero recuerda a Almudena Grandes con unas palabras inesperadamente de amor

El consuelo tarda en llegar. Luis García Montero no se resiste a la idea de haber perdido a Almudena Grandes, su gran amor y compañera de andanzas literarias, quien falleció en 2021. Al poeta le cuesta retomar su día a día, pues esa rutina también tenía el rostro de la novelista. Ellos se conocieron en 1992 y más nunca se separaron. Solo la fatalidad pudo abrir un abismo entre los dos.

La chispa que brotaba, cada vez que se encontraban en algún encuentro literario, se transformó en una pasión colosal. Solo que a Almudena le parecía que Luis García Montero era un poeta mal vestido. Sin embargo, pese a eso, ya no podían ocultar la atracción que nacía entre una recién escritora, hija de poeta y un profesor de universidad desaliñado.

Hoy el escritor y director del Instituto Cervantes presenta su nueva obra, “Prometeo”, en la que intenta establecer un diálogo entre la ilusión y la experiencia. “Evitar que las ilusiones se hagan ingenuas y que la experiencia renuncie a cambiar la vida”, dice.

Las palabras van detrás de la vida y lo que hace la escritura es intentar mantener el recuerdo de lo que la vida va tejiendo.

Luis García Montero también prepara una novela póstuma en memoria de Almudena Grandes. Se llamará “Todo va a mejorar”. Para el escritor, se trata de “un título de tono irónico con doble intención: la ingenuidad de creer que las cosas pueden mejorar sin preocuparse en mejorarlas o el cinismo de decir que, como nada va a mejorar, no me preocupo por nada. Todo puede mejorar si uno se empeña en vigilarse a sí mismo y en encontrar motivos para la esperanza”, señaló.

Aunque han pasado siete meses desde la partida de Almudena Grandes, para el escritor ha sido un dolor que solo el tiempo hará que sane. Piensa volver a los lugares donde fue feliz con su mujer para "convertir el dolor en una buena memoria e ir reconquistando los espacios", así que mientras Luis García Montero pasa lo más incomprensible, sus hijos y su madre “gobiernan su vida”. “Cuando uno tiene una pérdida muy grande, comprende lo importante que es llegar a un sitio y tener un número de teléfono al que llamar. Y a los que llamo son los de mis hijos y el de mi madre”, expresó.