Este miércoles, a tempranas horas, la familia real sorprendía en el centro de Palma de Mallorca con sus looks más veraniegos y aunque las hijas de los reyes, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, destacaron especialmente, todos los ojos estaban puestos sobre la Reina Letizia, quién había sorprendido en días anteriores con un mini vestido estampado de Zara que no encantó a las mayorías. Su nueva aparición con pantalones cortos, sin duda, dejó en claro la poca importancia que dio a las críticas y resultó un factor de distracción tan mayúsculo para la prensa, que casi llegó a pasar por alto un detalle muy pequeño pero con gran significado y que trajo muchas dudas consigo.

Inexplicablemente, el inseparable anillo de Karen Hallam, del que la Reina Letizia nunca se había desprendido durante los últimos tres años, desapareció de su dedo anular. Lo llevaba puesto según nos cuenta el diario El Español desde el 24 de abril de 2019, momento en el que comenzó a llevarlo en todas sus apariciones públicas, incluso como complemento para atuendos que no combinaban con él.

Al menos ha sido la única ocasión en la que la Monarca no lo ha llevado puesto, pues en registros fotográficos de los últimos días, se puso ver que sí lo usó durante la muy comentada "Salida de chicas" del pasado domingo que tanto dio de qué hablar.

La ausencia más sonada de la Reina Letizia

La razón por la cual la Reina Letizia no podía desprenderse de esta linda pieza de orfebrería es porque, según lo expuesto en su momento por la periodista Carmen Duerto, fue un regalo que recibió por parte de sus hijas. Las niñas en aquel tiempo ahorraron un total de 114 euros para poder adquirirlo. El gesto conmovió tanto a la Soberana, que terminó por convertirse en un amuleto que desplazó a su anillo de bodas, bajo la excusa de que le resultaba incómodo para saludar a sus receptores, cuando resulta que el anillo que tanto le obsesiona, supera en tamaño a la alianza matrimonial.

Sin embargo, en esta última salida de ocio de la Reina Letizia por la balear, el adorado anillo fue el gran ausente entre su estilismo más cómodo y desenfadado de todo este viaje. Será nuevamente cuando reaparezca en público cuando comprobaremos si la efervescencia ya ha pasado, o si el lindo presente vuelve a ocupar su lugar como la joya más valiosa del joyero de la Reina Letizia.