Regresa la mujer que rivaliza con Charlène de Mónaco y que ocupa un lugar especial para Alberto

A medida que avanza el tiempo, la Princesa Charlène de Mónaco ha ido retomando con paso corto pero seguro casi la totalidad de sus compromisos frente al Principado, eso sí, mientras su estado de salud lo permite. Sin embargo, este retorno a sus funciones, tal como lo ha evidenciado el portal OK Diario, también supone rivalizar su puesto como Primera Dama con la siempre espectacular Carolina de Mónaco, quien siempre ha suplido sus ausencias a favor de su hermano, el Príncipe Alberto.

Un cuadro, por supuesto, nada agradable a nivel interno, tomando en cuenta que la Princesa de Hannover en su carácter de primogénita del Príncipe Rainiero y su esposa, la recordada Grace Kelly, tomó el lugar de esta última tras su fallecimiento para acompañar a su solitario padre, y durante todos los años de soltería de esposo de Charlène de Mónaco, así que siempre se ha sentido cómoda con este papel y verse relegada a un discreto segundo plano no es que le siente muy bien que digamos.

Esto debido a que si lo entendemos desde su óptica, mantiene a Carolina en una suerte de limbo institucional. Se suponía que, con la llegada de Charlène de Mónaco, ella podría retirarse y enfocar su atención a sus hijos y nietos, retirada de la institucionalidad, salvo algunas ocasiones puntuales, pero la incapacidad de su cuñada para adaptarse a la vida palaciega, sus ausencias y negativas a cumplir con ciertos roles, interrumpen su dinámica privada para volver a llenar el vacío que deja la Consorte.

Lo cierto en toda la historia es que a pesar de ello, Carolina no se queja demasiado cuando de rescatar su antiguo rol se trata y por supuesto, el regreso de Charlène de Mónaco ha hecho que la atención de la prensa internacional ponga sus ojos en ella, en detrimento de la Grimaldi. Pero lo que más ha llamado la atención es que a pesar de lo ocurrido en Sudáfrica y el distanciamiento por casi un año producto de la enfermedad de la exatleta, esto no ha disipado las tensiones entre ambas. Prueba de ello fue la marcada ausencia de Charlène en el legendario Baile de la Rosa que reúne al jet set internacional y reviste de brillo al Principado. Este es el único evento al año que Carolina de Mónaco organiza en nombre de la institución y en el que se dan cita casi al completo el resto de la familia real.

En lo que a Charlène de Mónaco se refiere, este tipo de encuentros de gran ostentación no son exactamente el tipo que ella prefiere para brindar su apoyo y ha quedado refrendado con sus últimas actividades de representación. Prefiere aquellas en las que puede estar en cercanía con los monegascos, especialmente con los niños y las personas de tercera edad. Son estos los momentos en los que la madre de dos muestra su lado más humano y no teme dejarse ver en su más cálida esencia. ¿Será está la causa de sus desencuentros con la impetuosa Carolina?

Quizás sea porque tienen conceptos muy distintos sobre un mismo punto, o porque la Grimaldi ve en Charlène a una adversaria en su afán por concentrar el poder en el seno familiar, la tirantez no ha mermado aunque ambas han sabido mantener la animosidad en un segundo y tercer plano. Su interés compartido por ayudar a Alberto a gobernar es el punto límite que permite su coexistencia en términos civilizados.