Por estos motivos la Reina Letizia se negó a reunirse con las infantas Elena y Cristina en Marivent

Es cierto, han transcurrido casi 20 años desde que la Reina Letizia se unió a las filas de la familia real y casi la mitad de este período ha estado marcado por relaciones totalmente inexistentes entre la Consorte y su familia política. De hecho, su ausencia en la cumbre Borbón que reunió en el Palacio de Marivent al Rey Felipe y a sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, en días pasados, nos dejó claro que pasarán otras dos décadas más antes de que siquiera se atraviese por la cabeza de Su Majestad prestarse para estos encuentros.

¿No sería hora para los implicados en esta interna familiar intentar saldar cuentas y sellar la paz? Pues ante lo expuesto y analizando los perfiles de cada uno, la respuesta parece ser la misma, un rotundo no. Para la Reina Letizia y sus cuñadas, no resultará fácil dar su brazo a torcer en el buen ánimo de mejorar las relaciones. ¿Mejorar? ¡Si peor no pudieron ser desde el principio! Se dice que, de las hermanas, la Infanta Elena fue la que recibió con mayor desagrado a la entonces Princesa de Asturias, quizás influenciada por el Rey Juan Carlos.

Pero la situación entre ambas empeoró después del penoso fallecimiento de la hermana menor de la Reina Letizia, Érika Ortiz. Fue el entonces esposo de la Duquesa de Lugo, Jaime de Marichalar, quien le brindó un apoyo impagable a la devastada royal, profesándole mucho cariño siempre de forma educada y atenta. Esto explica porqué la Reina dio su apoyo al aristócrata en lugar de su cuñada. Esta "traición" fue el clavo que cerró el ataúd entre las dos mujeres.

Más lamentable fue el caso entre la Infanta Cristina y la Reina Letizia, pues al parecer se llevaban mejor al principio. Todos sabemos que el hecho que dinamitó su trato fue la implicación de los ex-Duques de Palma en el caso Nóos, pero antes de esto ya la relación familiar estaba rota, pues a los oídos de la Reina Letizia llegó el dato de que Iñaki Urdangarin hablaba mal de ella a sus espaldas y, por supuesto, ajustó cuentas con la pareja en el bautizo de su hija menor, Irene Urdangarin.

Se dice que fue la Soberana quien impidió que la niña fuera confirmada en la capilla de La Zarzuela y se negó en redondo cuando el vasco y Cristina le pidieron alojara los padres de este en el pabellón del Príncipe, años antes en su bautizo. La excusa fue sentirse "indispuesta" por su embarazo de tres meses de Leonor.

Así las cosas, cada una de ellas han hecho vida aparte, aunque el frente unido de las hermanas se ha mantenido en las buenas, en las malas y en las peores, pero si algo las une además del cariño familiar, es la aversión que sienten por la impetuosa Consorte. Mientras, todo parece indicar que el Rey avanza neutral hacia el reencuentro con sus consanguíneas. ¿Se unirá en algún momento la Reina Letizia?