El verano se acerca a su fin y todavía no se sabe en qué terminará la relación entre Ana María Aldón y José Ortega Cano. Isabel Rábago escribe en su columna “Ahora, corazón”, que la rutina del matrimonio será la que desenmarañe su situación sentimental.

“Y es que, a punto de iniciar la nueva temporada televisiva, continuamos hablando de la separación oficiosa, que no oficial, de José Ortega Cano y Ana María Aldón. Ellos continúan en su línea de no regalar ni una imagen juntos a la prensa, quizás porque no haya ya nada que captar. El matrimonio se afana por no coincidir bajo el mismo techo o incluso en la misma comunidad autónoma, y lo consiguen”, sostiene la periodista.

Isabel Rábago también señala que el torero le ha dado por “matar al mensajero y seguir viviendo”, es decir, culpa a la prensa de todos sus males. “Cuando todos sabemos que el mayor problema lo tiene en su propia casa”, escribe, y agrega, que su hija y la diseñadora no se hacen responsables del infierno que vive en la intimidad. “Parece que lo ha aprendido y muy bien del clan Mohedano-Benito, que lloran, patalean y se rasgan las vestiduras públicamente, gritando a través de sus redes el inmenso daño que le hace la misma cadena de la que viven y a la que recurren cada vez que necesitan dinerito”.

Lloran, patalean y se rasgan las vestiduras públicamente.

La sentencia de Isabel Rábago

En algo sí está muy clara Isabel Rábago: “Mientras tanto Ana María continúa callada, oculta tras unas gafas de sol como la gran diva que cree que es, y con rostro compungido y ritmo lento en su andar, cuando las cámaras la están grabando. La sorpresa que se han llevado algunos es verla cómo se maneja cuando se cree fuera de los focos, tal y como desveló en exclusiva el enigmático perfil de Instagram Algo pasa TV”.

La sorpresa que se han llevado algunos es verla cómo se maneja cuando se cree fuera de los focos.

La periodista no solo apunta contra Ana María Aldón si no contra la familia mediática que está destilando su veneno contra la heredera universal, quien sigue adelante con su promesa de “abrir de nuevo la caja de los truenos”, señala Isabel Rábago.