REY JUAN CARLOS

Por qué la Princesa Irene es la enemiga silenciosa del Rey Juan Carlos y lo culpa por su soledad

La hermana de la Reina Sofía guardó por años el peor secreto que la une al Emérito.
jueves, 25 de agosto de 2022 · 07:30

Más allá de los varapalos financieros que hoy sumergen la credibilidad del Rey Juan Carlos en un pozo sin fondo ante una España dividida entre la incredulidad y la indignación, hay un hecho que recientemente ha saltado a la prensa y aún cuesta dar crédito, pues encierra al Emérito y a su cuñada, la Princesa Irene, en una sola oración. Si bien resulta increíble pensar en algún tipo de vínculo que los relacione además de la Reina Sofía, sí existe uno mucho más doloroso para la griega y que hasta hoy es incapaz de perdonarle.

¿Qué sabemos sobre la vida amorosa de la leal escudera de la Reina Consorte? Hasta hace pocas horas, podríamos decir que muy poco, dado su carácter sumamente introvertido y su situación errante durante años como la eterna inquilina de Zarzuela, pero a través de medios como "Lecturas" y las crónicas de la periodista Pilar Eyre, los detalles de la vida de la Princesa Irene han salido a la luz con un inesperado antagonista, el Rey Juan Carlos, quien podría decirse entorpeció a la Princesa al menos dos oportunidades para encontrar el amor.

La Princesa Irene nunca pudo formar familia y el Emérito intervino en sus amoríos algunas veces. Fuente: (Instagram)

Aunque se la ha tachado como una royal "rebelde" por no haber contraído nunca matrimonio, como sí ocurrió con sus pares contemporáneas, en algún momento la hermana de la Reina Sofía confesó a su única biografía autorizada, Eva Celada, que sí hubiera querido fundar su propia familia. Sin embargo, sus pretendientes no fueron siempre los mejores y el Rey Juan Carlos siempre lo supo, muy a pesar de la opinión de ella.

Uno de los interesados en conquistar a la Princesa Irene fue el controversial primo del Rey Juan Carlos, Gonzalo de Borbón. La prodigiosa memoria de la mediática recuerda cómo el exmonarca espantó a su primo, adivinando sus intenciones.

Juan Carlos lo cogió por banda y le dijo que, si aquello continuaba adelante, lo expulsaría de España. Gonzalo, al que tampoco le debería gustar mucho la princesita griega, obedeció sin rechistar.

El Rey Juan Carlos nunca recuperó el aprecio de la Princesa Irene después de lo ocurrido con Aguirre. Fuente: (Instagram)

El segundo candidato tampoco fue considerado "suficiente" para la consanguínea de la Emérita. Al parecer, desde que el exsacerdote jesuita Jesús Aguirre conoció a la Princesa Irene, comenzó a cortejarla escribiendo poemas para ella y la llamaba con cierta insistencia. La aludida pareció acceder a sus atenciones y cuando pensó que había encontrado el amor, el Rey Juan Carlos intervino finalmente cuando tomó la llamada del religioso desde otro teléfono antes de que pudiera comunicarse con Irene. "Oye, tú, deja en paz a mi cuñada, que es una inocente y todo se lo cree. No la enredes, no quiero que vuelvas a llamarla". Surgió efecto y después, el resto es historia. Aguirre no pescó a la Princesa, pero sí a Cayetana de Alba. Este alejamiento forzado le procuró tal disgusto a la helena que nunca más volvió a dirigirle la palabra a su cuñado.

Un último amor no confirmado, después del intento fallido con Guido Brunner, exembajador de Alemania, fue el que protagonizaría la Princesa Irene con Alfonso Escámez, presidente del entonces Banco Central por los años de la década de los noventas y esto lo ha relatado Jaime Peñafiel en sus célebres crónicas.  Supuestamente, el flechazo surgió después de que el banquero enviudara. "Hubo incluso rumores de noviazgo después del fallecimiento de su esposa Auro, cuando preparaban sus bodas de oro. La soledad de su mansión en la Moraleja le pesaba mucho. Él la llevó, incluso, de visita a Águilas, el pueblo donde él había nacido. Pero el noviazgo no cuajó».

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