La familia real noruega se encuentra de celebración, especialmente el Príncipe heredero Haakon y su esposa Mette Marit, quienes celebran 21 años de indestructible unión matrimonial. Sin embargo, hay cierta alarma desde que se dio a conocer que la Princesa consorte ha contraído coronavirus, pues ella es parte del grupo de riesgo, debido a la fibrosis pulmonar que padece desde hace años. Esta efeméride marcada en su calendario personal también se vincula al Rey Felipe aunque no esté presente en Oslo para celebrarlo junto a ellos. En caso de que no lo recuerde, varios medios como OK Diario se han hecho eco de uno de los momentos más escandalosos y estelares que cambiaron la vida del entonces futuro Monarca y que al parecer la Reina Letizia tampoco quiere oír.

En el universo royal europeo, la unión de los noruegos abrió el camino para otras familias y convirtió a Mette Marit en la precursora de una nueva ola de mujeres plebeyas que ocuparon lugar como princesas consortes en el corazón de las inalterables monarquías, pero en lo personal, la presencia del entonces Príncipe de Asturias en el enlace nupcial quedó atado al recuerdo de su novia más polémica, la modelo Eva Sannum quien deslumbró a royals, medios y público presente aquel fastuoso día con el infame vestido azul con escote infartante, que la ubicó en el listado de las "no-no" para el Rey Felipe.

En realidad ese día el Rey Felipe asistió con su madre, la Reina Sofía pero la maniquí pululaba en la fiesta, no solo por su vínculo sentimental con el Soberano, sino por su marcada amistad con la novia. De hecho, fue la pareja quien le presentó al joven español a la belleza escandinava, que no dudó en pasearse por la recepción con una copa de brandy en la mano y luego fue noticia por protagonizar una campaña publicitaria de lencería.

Estos hechos la condenaron al rechazo generalizado, no solo por parte del Rey Juan Carlos y Doña Sofía quienes desde hace rato no la consideraban como una digna novia del Príncipe, sino que a esta posición defensiva se unió la opinión del pueblo español. La presión sufrida fue de tal magnitud, que pocos meses después de aquella puesta en escena en el país nórdico, los tortolitos se separaron.

El golpe de timón del Rey Felipe

Esta ruptura fue un punto de quiebre en la conciencia del Rey Felipe. Su lucha interna contra las disposiciones impuestas por Casa Real sobre lo que se consideraba adecuado o no en completa oposición a los dictámenes del corazón, le impulso a desafiar las reglas. El dolor que le había causado terminar su relación con Eva no volvería a repetirse. La próxima mujer que ocupará su vida sería su esposa, al precio que fuera.

Un año después la Reina Letizia llegó a su vida y el resto es historia. Esa fue la última vez que el Rey Felipe debió echar un pulso con su padre para hacer valer su deseo de casarse por amor. ¿Qué si aún el Jefe de Estado mantiene comunicación con su exnovia más sentida? Se afirma que no, pero en cambio sí conserva su amistad con los royals noruegos, aunque sospechosamente más apartada, justo desde que contrajo matrimonio con una impetuosa Reina Letizia.