El capítulo 11 de “En el nombre de Rocío” es intenso. Se titula “El Pozo”. Rocío Carrasco revela un gran secreto y arremete sin piedad contra sus tíos, Amador Mohedano y Gloria Mohedano. La confesión deja en un hilo el vínculo con los hermanos de su madre, Rocío Jurado.

La aurora trajo consigo un remolino de polvo desde que se dio a conocer el testamento de la artista. En sus líneas, la madre de Rocío Carrasco dejó en claro las reparticiones. “Yerbabuena” para Ortega Cano, una nave industrial para Amador y sus hijos, otra nave para Fernando, su ahijado; el dúplex de Chipiona para Juan de la Rosa, el chalet "Mi abuela Rocío" para Gloria y, por último, la finca "Los naranjos" también para sus hermanos, Amador Mohedano y Gloria Mohedano.

Rocío Carrasco contó que sus tíos no quedaron satisfechos.

Si por ellos hubiese sido, yo no hubiese recibido nada de mi madre. No soportan que me nombre heredera universal. Gloria no lo puede soportar.

La razón que separó a Rocío Carrasco de sus tíos

Ella descubre que también es heredera de un pozo que le pertenecía a su padre, Pedro Carrasco, y que no supo de su existencia por Gloria Mohedano. En este episodio revelador, Rocío Carrasco cuenta que decidió ponerlo a la venta y que este dejó sin agua a la finca que su madre legó a sus hermanos. Esta situación fue incontrolable y separó a la familia. El mismo Amador Mohedano le exigía el pozo, algo que ella nunca estuvo dispuesta a ceder.

Las relaciones tío-sobrina se rompieron hace rato y no hay pegamento que las salve. Las desavenencias entre ellos han sido monumentales. Como, por ejemplo, la que desveló Rocío Carrasco sobre Gloria Mohedano el día que fallece su madre: “Recién llegada me senté en un sofá del salón y entró Gloria. Me dio un beso, me dio un abrazo y me dice: 'Lo que a mí sí me gustaría para mi casa es ese mueble'. La miré y le dije: '¿Cómo?'. Y me dice que ese mueble le vendría muy bien para su casa de Sevilla”.