A pesar de que los reyes Felipe y Letizia siempre insistieron en que no debía existir entre la Princesa Leonor y la Infanta Sofía ningún tipo de distingos y comparten la misma formación, valores y alguna vez hasta los estilismos, la realidad tocó la puerta a las hermanas desde su más tierna edad, pues la verdad es irrefutable y prevalece incluso a lo familiar. En España, solo una puede reinar mientras que la otra solo ocupará el lugar de escudera y apoyo a su figura, si es que ese es el camino que escoge de cara directa al porvenir.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo es que sus majestades han logrado forjar entre la Princesa Leonor y la Infanta Sofía una unión inquebrantable, que ha podido desplazar sentimientos adversos como los celos y la competencia mal sana. Al menos de vista a todos los públicos las jóvenes royals se muestran muy cómplices y cariñosas entre sí, pero desde el medio digital Merca2, se airean algunos detalles hasta ahora desconocidos sobre la infancia de las niñas y que detalla, desde las versiones de sus informantes, el camino particular de la benjamina para entender por qué su hermana era quien ocupaba siempre la mayor parte de la atención.

A los 8 años, se cuenta que un día la heredera sorprendió a sus padres al preguntarles por qué habían tantas personas interesadas en fotografiarlos. De allí, se decidió que las niñas comenzaran a tomar consciencia de su posición frente al mundo, pero la mayor duda la tenía la pequeña Sofía, al no entender por qué todos deseaban retratar a Leonor y ella debía ubicarse a un lado, o dicho mejor, a su sombra.

En un mundo lleno de simbolismos, protocolos y normas que deben cumplirse a rajatabla, para la Infanta Sofía difícil pudo resultarle comprender la dolorosa interrogante "por qué Leonor y yo no", que afortunadamente pudo ser atajada a tiempo por una consciente Letizia, insistente además con que sus hijas tuvieran las mismas oportunidades y una vida familiar "normalizada" dentro de lo posible para reducir la brecha institucional que siempre insiste en separarlas.

Cómplices discretas

El trabajo ha rendido frutos y a la vuelta de nuestros días, algo que refrendan los testigos ante el medio ya citado es que la Princesa Leonor y la Infanta Sofia además de hermanas, son las mejores amigas y cómplices, que se protegen y quieren entre sí y entre ellas la comunicación nuca ha siodo problema. Independientemente del camino que la hija menor de los reyes escoja cuando el tiempo sea preciso, siempre será el mejor apoyo de la Princesa Leonor, quien deberá dar cumplimiento al destino que le aguardó su nacimiento desde el primer minuto.

Conocedores de lo que se viene, por acción y omisión, tanto el Rey Felipe como la Reina Letizia han hecho un gran trabajo al fundamentar en ellas una base fuerte de hermandad que les permita caminar juntas hacia la adultez y enfrentarse a cuanto pueda sorprenderlas. Si lo logran, también romperán con una cadena de separaciones y discordias familiares que hasta hoy son parte de la historia negra de los integrantes de la Zarzuela desde hace décadas.