La historia de amor en la que Isabel Pantoja y Paquirri son protagonistas no la olvidaremos jamás. Eso responde a que ella se encargó de que así sea, por ejemplo, con un álbum musical en el que José Luis Perales se encargó de escribirle una decena de coplas en honor al torero tras su partida, para que la coplera regresara a los escenarios. Claro, tuvo otros amores posteriores, pero ninguno tan relevante en términos románticos.

La relación a la que hacemos referencia siempre estuvo en análisis. Hay quienes creen que ella lo amó más de lo que él a ella, ya que, según esas versiones, el torero no pudo nunca olvidar a Carmina Ordóñez. Pero lo cierto es que de esos rumores no hay pruebas y, en la comparativa, en la historia de la artista sí podemos encontrar elementos tangibles que hablan de esa unión irrepetible.

Cantora es, sin lugar a dudas, el bastión que le dio protección a la sevillana y a Paquirri. Si bien la propiedad era el sueño de él y para hacerlo realidad invirtió casi todos sus ahorros, luego se convirtió en la casa familiar, en el sitio en el que disfrutaron de su proyecto en común, en el que recibieron amigos e hicieron fiestas. Tanto esplendor nos lleva directamente a preguntarnos cómo es ese lugar tan emblemático.

Cantora, el lugar en el mundo de Isabel Pantoja y de Paquirri

En adjunto puede apreciarse un video que Isa Pantoja compartió recientemente. Allí se ve que Cantora cuenta con una extensión de terreno de unas 500 hectáreas, de las cuales 2000 metros están bajo construcción. La casa en sí cuenta con varios salones, sala de sauna, bodega, una plaza de tientas y lugar de sobra para el guardado de todo tipo de animales. En cuanto a la decoración, la impronta taurina es la que más prevalece.

Son muchos los que consideran que este fue un obsequio de Paquirri a su segunda esposa, ya que en su testamento dejó estipulado que a ella le correspondía el 50% del total de la propiedad, mientras que el 50% quedaba para Kiko. Hoy madre e hijo intentan venderla, ya que su mantenimiento tiene un costo al que no pueden hacer frente, y quizás también porque la nostalgia amarga el presente de la vocalista. Ya vemos que el tiempo pasa y que, en algunos casos, sus efectos no son positivos.

La sevillana que le canta al mundo

Isabel Pantoja nació en Sevilla en agosto de 1956. Las coplas y las rancheras andaluzas son sus géneros característicos y, aunque hoy brinde pocos conciertos, el público de todo el mundo la sigue adorando.