Los amigos, allegados y defensores acérrimos del Rey Juan Carlos lo tienen claro. Si no hay imputaciones, si no tiene juicio abierto en España, si reside fuera del territorio, es un exmonarca que puede ir donde le plazca, y esto incluye acudir al funeral que despedirá a la Reina Isabel en Londres este próximo lunes 19 de septiembre. Sin embargo, no todo resulta tan simple. Debidamente lo ha notificado a Casa de S.M el Rey y desde allí, se le ha "desaconsejado" hacer acto de presencia, cuestión que lo hizo enojar al punto de la "histeria". Así lo ha revelado Informalia y los detalles del nuevo drama  familiar de los Borbones, sinceramente no tiene desperdicio.

Si el Rey Juan Carlos reapareciera en esta ceremonia, resultaría institucionalmente hablando su primer acto de agenda desde 2019, cuando decidió retirarse de la vida pública. Pero este deseo de presentar sus respetos ante quien fuera en vida su prima lejana en su última despedida, conlleva por supuesto a incómodas coincidencias. El orden de las cosas exigiría en primer lugar reencontrarse con la Emérita Sofía y para más inri, con la Reina Letizia. Entiéndase que ubicar al padre de la democracia española entre estas dos fuerzas de choque, es algo que no será en lo más mínimo agradable, ni cordial siquiera para ninguno de los involucrados.

Tomando en cuenta este y otros factores, como el hecho de que la prensa desviará la atención del evento principal y se abocará por conseguir la foto de la familia reunida al completo, o problemas a la vista en cuanto a la logística de viaje del Rey Juan Carlos, comidas, estancias y otros supuestos, para la corona el asunto comienza a causar escozor. El Rey Felipe y la Moncloa están perfectamente conscientes de ello y por ello le han extendido la opción de no asistir a despedir a la querida "prima Lilibeth".

Además, no se puede olvidar que si bien en España, la mejor solución a los varapalos financieros de carácter histórico del Rey Juan Carlos fue dar el carpetazo judicial, lo mismo no ocurre en la capital británica donde efectivamente si tiene una causa abierta tras la demanda que Corinna Larsen interpuso en su contra bajo cargos de acoso y hostigamiento. ¿Qué tan conveniente le resultaría ir allá? Es un escenario poco prudente que a todas éstas, el octagenario no está considerando.

El argumento inapelable del Rey Juan Carlos

Algunos internos de Casa Real han expuesto ante el diario "El Español" que "de aquí al lunes queda mucho", y el Emérito no parece cambiar de parecer bajo la premisa lógica que le confirma su decisión de asistir: si hubiera sido el Rey Juan Carlos quien falleciera, está plenamente convencido de que la Reina Isabel habría asistido a su funeral, cuestión de honor a la que responderá debidamente sí o sí, en retribución al cariño mutuo que se profesaron y la consanguinidad que les unió.

Por su parte, Ok Diario afirma que de asistir, el Rey Juan Carlos lo hará a título personal y no bajo ningún rango que pueda arrimarlo a la comitiva oficial que trasladará a la familia real hasta Londres, si es este el temor que embarga al Rey Felipe y Pedro Sánchez, quienes no parecen entusiasmados ante la idea de que "el Emérito adopte la representación institucional y que se tenga que sentar al lado de su hijo en la Abadía de Westminster". ¿Logrará imponer su voluntad o nuevamente se plegará a la orden del Rey Felipe, no como su hijo sino como Jefe de Estado?